Miré esos ojos acostumbrados al ayuno, acechando, sabiendo que otra vez les tocaba perder, en esos ojos no hay sueños de última tecnología sino el ansia de una despensa vacía, las cenizas de una anatomía rota por el hambre; poco les importa la crisis, no entienden de buenos ni malos y desconocen lo que es un blog pero fijan su mirada en la cámara como elaborando un conjuro para encontrar algo de agua cristalina, no para darse un baño de espuma, no, sólo la quieren para beber. Aguantan y dejan que la parca se tome su tiempo mientras se quedan sin pellejo y sin saliva, esperando que se cierren las tijeras que corten así el hilo de una vida de sufrimiento y angustia; sueñan sus ojos con un poco de sombra en la oscuridad… en un canto del Dios oscuro.
Obra: Un dios oscuro
Artista: Malena de Botana
Técnica: óleo sobre fotografía
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