Faraones del Sol, 6.ª parte (Fin de la dinastía XVIII)
Rafael Moriel
Finalmente, Akenatón, Semenejkara, Tutankamón y Ay fueron borrados de la Historia.
Documental sobre la ciudad de Amarna:
http://www.ver-documentales.net/la-ciudad-del-faraon/#megavideo
Próximo capítulo: Hatshepsut, la reina que llegó a ser faraón
Es muy probable que Tutankamón, que reinó en Egipto desde el año 1336 hasta el 1327 a. de C., pudo verse forzado a elegir entre continuar con la religión impuesta por su padre Akenatón o regresar a las viejas costumbres.
Ciertamente, durante el reinado de Tutankamón comenzaron los cambios hacia la vieja religión, aunque parece ser que fue su sustituto Ay quien restauró definitivamente el viejo poder, y es evidente que tanto él como Horemheb (que sustituyó a Ay) grabaron su nombre sobre el de Tutankamón, atribuyéndose la mayoría de sus acciones. Sin embargo, existe constancia de que Tutankamón ya había nombrado nuevos sacerdotes por todo el país durante su reinado.
El hallazgo arqueológico más importante del siglo XX, el descubrimiento de la tumba de Tutankamón, puso de manifiesto que el ochenta por cien de los tesoros hallados en su tumba eran de segunda mano, y que tan sólo una pequeña parte de ellos habían sido pensados para él. Los hallazgos incluían más de treinta y dos mil objetos diversos y oro en abundancia, pero el enterramiento de Tutankamón no fue un enterramiento normal. En algún momento de la historia en el viejo Valle de los Reyes, dos saqueadores de tumbas trabajaban en la tumba de un faraón de la era Ramésida, provocando un derrumbamiento que finalmente los sepultó entre los escombros, protegiendo hasta nuestros días la entrada a la pequeña tumba del Rey Tut.
Ay, sucesor de Tutankamón y probablemente el padre de Nefertiti, dispuso tan sólo de setenta días para preparar el entierro de Tutankamón, por lo que se cree que pudo obtener sus tesoros tras desmantelar las tumbas de la ciudad de Ajetatón. Lo que parece evidente es que su muerte fue decisiva para el final de la nueva capital erigida por Akenatón, que posteriormente fue desmantelada piedra a piedra.
Hacia el final del periodo de Amarna, una reina de Egipto escribió una carta al rey de los hititas, solicitando un príncipe con quien desposarse y reinar en Egipto. Pudo tratarse quizá de la propia Nefertiti, o de su hija mayor Meritatón, quien a su vez había sido desposada por su padre, Akenatón, aunque la teoría más admitida es que se tratase de la viuda de Tutankamón, Ankesenamón, tercera hija de Akenatón y Nefertiti.
En la tumba inacabada KV55 del Valle de los Reyes fue hallado un sarcófago con varios muebles destrozados: su rostro y el cartucho que alojaba su nombre habían sido destruidos, pero se hallaron diversas referencias a Akenatón, la reina Tiy y Kiya. Dentro del sarcófago, bajo la momia, había una lámina de oro con jeroglíficos relacionados con el nombre de Akenatón. A pesar del mal estado de conservación de la momia contenida en el sarcófago, se trata de un varón de entre treinta y cinco y cuarenta años (lo cual parece descartar a Semenejkara); su cráneo muestra una dolicocefalia similar a la del cráneo de Tutankamón, por lo que se deduce que la momia guarda un parentesco de padre, hijo o hermano. Comparando ambos cráneos, difieren en apenas 1 centímetro y ambos presentan un paladar mellado, lo cual indica que podría tratarse, con certeza, de un parentesco entre padre e hijo. Por todo ello, y a pesar de los datos confusos, los científicos afirman que se trata de la momia de Akenatón.
En 1898, en la tumba KV 35 fue localizada una cámara secreta que contenía tres momias anónimas de la dinastía XVIII, pertenecientes a la era Amarna. Dos de ellas se corresponden con una mujer joven y otra mayor, así como una tercera perteneciente a un varón joven.
Respecto a la mujer mayor, sus cabellos son largos y sedosos y debió de ser muy guapa cuando estaba viva. Un análisis del mechón de cabello hallado en la tumba de Tutankamón determinó que se trataba de la reina Tiy, cuya momia apuntaba a una edad comprendida entre los cuarenta y los sesenta años de edad (se estima que la reina Tiy murió con cincuenta años de edad).
La momia de la mujer más joven, que según los estudios pudo ser asesinada, tenía entre veintidós y cuarenta años, cuarenta y cinco como máximo. A pesar de no tener un cráneo alargado como el de Tutankamón, presentaba anomalías semejantes, por lo que se cree que podría corresponder a su madre Kiya, que pudo ser una princesa extranjera. La conocida egiptóloga Joann Fletcher se atrevió a afirmar que dicha momia se correspondía con la de la reina Nefertiti, lo que desencadenó la ira de Zahi Hawass, egiptólogo y máxima autoridad del antiguo Egipto, quien prohibió la entrada al país y sus estudios en Egipto a la egiptóloga, acusándola de realizar afirmaciones no comprobadas científicamente.
Tras la muerte de Tutankamón, Ay reinó durante apenas un par de años. Horemheb, su sucesor, ordenó desmantelar el templo de Atón en Karnak, y posteriormente se produjo una persecución sistemática de la religión de Akenatón, protagonizada por los faraones Ramésidas.
El - Amarna. © David Holt