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Espacio Luke

Luke nº 133 - Noviembre 2011

Sonetos como sueños

Jesús Rodríguez Duandikoetxea

Jesús Rodríguez Duandikoetxea, “Josu”.

Poeta íntimo e intimista, el amor y el desamor se muestran descarnados, aveces gozosos -Mujer desnuda-, otras doloridos -Me duele tu dolor- pero siempre enamorados -Qué derroche-. En cada palabra un latido, en cada verso un sentimiento, en cada soneto mil sugerencias que involucran al lector,que se anudan al corazón como si las hubiera escrito en una flor o atesorado en una lágrima.
Y cada tanto, rompiendo deliberada-mente el encantamiento, homenaje almar -Acecha el mar-, al cine -Cine 1-, alo escatológico -Ser etéreo...- alivian la tensión, hilvanan historias cotidianas,puro lirismo para solaz y disfrute de los sentidos.
Valiente eres, Josu, desnudando tu alma ante nosotros. Te admiro, lo sabes, y admiro esa cara B del disco, la real, que tan bien expresas.
Me quedo al final con la hoja en blanco, toda expectativas, que sugiere uno de los sonetos que más me gustan:Se incendia la mañana.

Vidal Isasi

Tu mirada

Vertigo

Me confieso (acróstico)

Juro que en cada verso me confieso,
entre líneas también me manifiesto,
si alguna vez no se distingue el gesto,
únicamente es por salir ileso.

Sembrando de dudas todo receso
resuelvo mis enigmas con lo puesto,
olvido los agravios que detesto,
disipo una falta con un exceso.

Reclamo la virtud de ser honesto
incluso cuando he dado un falso beso,
guiño que me permito ante el espejo.

Ubico lo esencial y alejo el resto,
excepto un refugio para el regreso:
zaguán en el que espero hacerme viejo.

Grandilocuencia

Concentrar mis esfuerzos en un proyecto
cuya epítasis al mundo conmoviera
y su lenguaje universal contuviera
desde lo más sublime a lo más abyecto.

Ambrosía imprescindible donde inyecto
lo que la memoria siempre retuviera
y al exquisito y al mundano sirviera
como viático del último trayecto.

Depreco hermanos a todo lo divino
para el buen desenlace de esta entelequia
que ímprobo se manifiesta lo propuesto.

La displicencia no cruce mi camino,
ofrendo al cielo los dones que me obsequia
y júzguese mi propósito de honesto.

Mirada ausente

Mujer, que con mirada ausente imploras
una estrella que pueda ser tu guía,
en la eterna noche no hay mediodía
y exhausta de tanto llanto, más lloras.

Idénticas se repiten las horas
que abaten la posible rebeldía
y lejano parece estar el día
de volver a soñar con las auroras.

¿Qué incierto secreto tu cuerpo oculta?
¿Qué sombras extrañas tu mente ciegan?
¿Qué falta por salir al descubierto?

El cuerpo muestra y la mente sepulta
sólo media verdad, e incluso niegan
el oasis, de tanto ver desierto.