Fuera del círculo
José Fernández de la Sota
Aitor Francos (Bilbao, 1986), es Licenciado en Medicina por la Universidad del País Vasco. Algunos de sus poemas han aparecido en la antología Poetas Vascos en Castellano (Muelle de Uribitarte, 2009) o en publicaciones como Nayagua (n.º 14), Ágora o Piedra de Molino. Colabora habitualmente con la revista Zurgai y escribe reseñas para medios digitales como Koult. Ha sido finalista de varios certámenes, entre otros del Premio Adonáis en 2007 y del Martín García Ramos en 2010.
Con Igloo ganó el XIV Certamen Internacional Surcos de Poesía de Coria del Río.
Cada vez que hace un círculo, no desea estar dentro de él. Necesita estar fuera. Lo confiesa el autor de este libro nada más comenzar, nada más empezar a hacer círculos sobre el papel en blanco o, si prefieren, sobre el LCD de la pantalla de su ordenador. Porque el poeta camina en la nieve cada vez que se pone a escribir. El poeta construye un Igloo. Se está haciendo una casa de palabras en medio de la nieve. Es su elección. Hay quien tiene muy claro desde el primer momento, desde el primer trabajo o desde el primer libro, dónde y cómo desea vivir.
Aitor Francos ha construido un Igloo. No ha querido colarse en un hotel, y tampoco ha querido hipotecarse para terminar siendo el propietario de un bonito apartamento en alguna ciudad dormitorio. Digámoslo más claro: el joven autor de este libro no pertenece a ninguna corriente más o menos organizada (más o menos estética, más o menos fluvial) de la moderna poesía española.
El Igloo de Aitor Francos forma un círculo. Pero el poeta sabe que se trata de un círculo provisional. No es ninguna muralla circular. Ninguna cárcel. El calor de la vida, inevitablemente, va a derretir el hielo. Cada vez que hace un círculo, Aitor Francos quiere salir de él. Sale de él. Se diría que tiene un plan de fuga siempre a mano. Y en eso nos recuerda a un gran poeta que nació en su ciudad, Juan Larrea, siempre en fuga buscando un más allá más allá de los mapas. Pero el surrealismo de Aitor Francos es conciso y preciso, y jamás nebuloso. Blanco como la nieve en la que traza círculos para salir de ellos.
El poeta no quiere –ni puede- habitar en un círculo. El poeta traza círculos para deshabitarlos. El poeta es conciso como una gota de agua. Nos lo dice Aitor Francos por boca de José Emilio Pacheco en una de las citas que encabezan Igloo:
La gota es un modelo de concisión: todo el universo
encerrado en un punto de agua.
En la gota está todo, pero a su vez la gota forma parte de todo. Porque todo está entre. Hay un hermoso texto de Czeslav Milosz que habla de ello. “Si eres poeta”, nos dice, “verás con claridad que en esta hoja de papel hay una nube flotando. Sin nube no habría lluvia; sin la lluvia, los árboles no podrían crecer; y sin los árboles no se podría hacer el papel. Así que podemos afirmar que la nube y el papel son-entre.” En el papel está la luz del sol, sin la cual no podría crecer el bosque, de manera que “el papel y el sol son-entre.” Y en el papel, nos dice al fin Milosz, está el poeta. Porque “existir significa ser-entre”.
Cada vez que hace un círculo, quiere salir de él. Ha construido su Igloo fuera del círculo. Vive lejos del centro. En un Norte alejado de los focos. En una periferia que te mata o te hace más fuerte. En una lengua propia y al mismo tiempo extraña. Extrañado en su Igloo. Habitando su casa de palabras en medio de la nieve. Contándonos su vida discontinua como en una película rara. Siempre fuera del círculo, es decir, en otra parte, aquí.
Poemas
SIN
En el arco de un túnel,
gira sobre sí misma
la postal de la frontera
Repíteme.
Aísla la única salida.
ASTROLABIO
Ayer vi un hilo huérfano,
el compás de la cima,
un lugar en el agua,
en lo que alguien cree que existe.
No hay nada detrás, me muevo;
es el inicio.
Yo contestaré a todos.
XYZ
Inútil empujar un giro más
en busca de interiores;
alargar el dominio,
remover el círculo no cerrado;
éste es el espacio contenido;
sólo rueda hacia ti
el punto que limita la mirada.
DECLINATORIO
Irse es esperar en otra parte
de este nivel de fondo,
recomponer la caja de herramientas,
morir con lo que no
viene
rodeado de grúas y de piezas
para armar.
MANUALIDADES
Roce de estar solo,
respiración
dislocada en mi voz septentrional,
en la rodilla celeste de un sueño aguado,
huérfana de columpios a medida.
Más difícil
es lo hereditario, y confiamos.