El fallecimiento de Viola Fischerová (Brno 1935 - Praha 2010) ha dejado un vacío irremplazable en la poesía checa. Nadie escribía como ella. Sus versos eran la destilación pura de los sentimientos: imposible decir más con menos. Cada palabra estaba medida, escogida; nada era superfluo ni banal. Por eso traducirla a otra lengua era (y es) un reto y un placer. Viola estaba dotada de una inteligencia excepcional, era capaz de ver allí donde los demás apenas vislumbramos, y poseía una memoria prodigiosa, recitaba cualquiera de sus poemas de memoria.
Cualquiera que la haya conocido personalmente sabe que rebosaba vitalidad, incluso a los setenta años. Sus carácter contrastaba a menudo con la temática lúgubre de su poesía. Era ingeniosa, le encantaba contar anécdotas y chistes, siempre estaba llena de proyectos. Supo sobreponerse a todas las dificultades de su vida, que fueron muchas: el exilio, el suicidio de su primer marido, el no tener hijos, la muerte de su segundo marido...
En los últimos años fue diciendo adiós a muchos amigos y seres queridos, y era consciente de que su tiempo entre nosotros también se acortaba. Solo temía a una cosa: el antefinal, esa antesala gris en la que dejamos de ser nosotros mismos para convertirnos en la espera de dejar de existir. Incluso le dedicó uno de sus últimos poemarios “Předkonec”. Tras él, cuando pensaba que ya no tenía nada más que decir, publicó otros dos poemarios, recibió el Premio Magnesia Litera de poesía, actualmente el galardón literario mas importante de este país, y ha dejado un último libro que se publicará postmortem. Su antefinal fue corto y digno, como ella había deseado. Para los que la queríamos, doloroso, por lo inesperado.
Uno de los temas recurrentes en la poesía de Viola era precisamente la pérdida de los seres queridos, la conciencia de que cada ser humano es irreemplazable, y por ello merece un lugar en nuestra memoria. Tuve la suerte de conocerla y tratarla personalmente, de compartir hermosos momentos con ella. Estas palabras son un homenaje a su persona, a su obra y a su memoria. Que descanse en paz.