Luke nº 117 - Mayo 2010 (ISSN: 1578-8644)

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Zarzalejo Blues. Los rebeldes: Sándor Márai
... Los rebeldes permiten celebrar una vez más el dominio de Márai para la intriga, su profundo conocimiento de las relaciones humanas, su interés en indagar en algunos de los grandes temas ...

Sergio Sánchez-Pando

La última novela de Sándor Márai aparecida en nuestro país, Los rebeldes, forma parte, junto a Los celosos y Los ofendidos, de una trilogía de próxima publicación que servirá a la Editorial Salamandra para poner el punto final a la efectiva estrategia de divulgación que ha llevado a cabo con la obra del autor húngaro fallecido en 1989.

A estas alturas, tratándose de su octava novela editada, los aficionados a la obra de Márai sabrán a qué atenerse. No hay ya margen para las sorpresas, como la que en su día supuso la publicación de El último encuentro. Y la novela que nos ocupa no defrauda, si acaso premia, en mayor medida que otras novelas suyas, la paciencia del lector, dado que adolece de un planteamiento y un desarrollo un tanto morosos hasta que los acontecimientos se precipitan en el tramo final.

Cabría adscribir Los rebeldes al género de las novelas de formación. Gira en torno a un grupo de amigos que ha de hacer frente al trance que va de la juventud a la madurez en una ciudad húngara de provincias que, bajo una aparente normalidad, sufre los efectos de la I Guerra Mundial, a la que los jóvenes protagonistas están abocados a contribuir con su esfuerzo. Sobre ella gravitan temas como la amistad y la traición, así como también la amargura y los riesgos que conlleva el acceso a la edad adulta.

Desde la perspectiva actual habrá quien encuentre un tinte reaccionario en el enfoque que Márai proporciona a la historia, puesto que el miembro del grupo de amigos que comete la traición es el más pobre y humilde de todos ellos, y su móvil consiste en la envidia y el resentimiento que le despiertan los privilegios de sus compañeros que han crecido en familias más acomodadas. Subyace, no obstante, como resulta habitual en estos casos, el impulso de castigar, de vengar la sensación de incomodidad, de inadecuación, que en el traidor despiertan aquellos que le son próximos, pero, a la vez, distintos y distantes. No conviene olvidar que el propio Márai siempre se declaró un burgués confeso, una cualidad que exploraría a conciencia en sus narraciones y en sus memorias, como dejaría patente de forma expresa en el título de su primer volumen: Confesiones de un burgués.

No obstante, dejando a un margen motivaciones o prejuicios ideológicos, Los rebeldes permiten celebrar una vez más el dominio de Márai para la intriga, su profundo conocimiento de las relaciones humanas, su interés en indagar en algunos de los grandes temas, esos que antes o después determinan las más trascendentales decisiones y marcan a fuego el devenir de sus personajes. Seres que, sin ellos saberlo, se desenvuelven en un mundo en descomposición. Conviene también destacar su destreza en el empleo del monólogo y lamentar, quizá, una conclusión demasiado abrupta, una vez que a su novela le ha costado alcanzar el clímax.

los rebeldes