Los paisajes y las tribus
Al este, el último bisonte agonizando en la pradera, la tierra de los Cherokees. Al este, el orgullo de la estirpe en los tocados del águila, la columna de casacas azules y el relincho del caballo loco.
Al oeste, el desmantelamiento de las tipis de humo, el desierto en la estación de tren, la polvareda en las suelas de los mocasines, la memoria del éxodo apache y el acento mejicano… Como el lagarto y el cactus… Sin nadie que cuente su historia.
Tupolev
Sorbo del dedal el discurso del txistu. Si traduces mis palabras imbéciles, el conductor pondrá cara de bobo. La única cuadrícula roja la levanta el árbitro que volaba en el tatra negro…
–¡Blokin! ¡Blokin!
–¿Juegas de portero y gritas para que se detenga?
–Juego de espantapájaros y le tengo miedo a la peligrosidad de los aviones.
–No temas, no se posarán en el sembrado, dejarán crecer el lúpulo verde.
El pitido de la locomotora anuncia la llegada del tren de aterrizaje al andén del aeropuerto de Praga.
–¿Praga?
Sin anunciar, el primer regreso. ¿Quién nos dará la absurda bienvenida, Kafka, el estúpido miliciano o la bandada de grajos negros?
–Corta la baraja y, antes de extraer la carta, reza porque en el remite no firme la mala suerte...
Collage
Oteiza, esculpiste el decimocuarto apóstol. Nuestra esperanza encerraba el número quince. Borras a Judas, y nos quedamos con la mala suerte... Haré el resumen de Praga. Pediré silencio a los amigos que me acompañaron en el paseo por el pasadizo del alquimista “que calentó la piedra filosofal y envenenó los rayos de la luna”... Malevich, si resucitaras, las pañoletas de las mujeres te harían sentir envidia de la blancura de aquel invierno.
Amotinación literaria
Navega, Cassandra, viejo navío, navega, mientras crujan tus mástiles. La amenaza de la carcoma que transporta el salitre rompe el abrazo de la ola que abre sus fauces a la perdición.
John Silver “el largo” reparte tenedores y cuchillos por toda la cocina. Maceo, el marmitón, limpia pausadamente los platos sin temor a la refriega. Ernestina, su hija pequeña, le ha asegurado que el motín lo dirigiera un biznieto.
¿El temor a la horca no lo impedirá?
Entre el roble y el cerezo
El perro ladrando fiero en el porche. El amo incrustando cristales en los bordes de la tapia. La bandada de pájaros huyendo del muñeco de paja. Y el árbol, altivo y solo, madurando cerezas que ruedan por el suelo.