Todo lo que se lee se percibe como "familiar y extraño" al mismo tiempo. La autora presenta un ambiente singular que da, sin embargo, una sensación de "conocido". Uno de los mayores méritos de Teresa Arocena es producir en sus lectores una sensación de extrañeza al mismo tiempo que de familiaridad. Una familia tan rara que, sin embargo, acabará no pareciéndonos tan rara porque retrata con gran acierto muchos de los usos y sentires de las familias modeladas según un modelo patriarcal cristiano y abertzale.
Teresa Arocena ha escrito un texto donde el humor, la ironía, la broma, la diversión y la sátira son, casi en cada línea, los elementos más importantes. Con la habilidad y la paciencia de una orfebre perfila unos personajes literarios singulares, jocosos y muy de carne y hueso. Da la impresión de que se ha divertido, y mucho, escribiendo el texto. De la misma manera que sus lectores nos divertimos, y mucho, con su fino humor y la originalidad de sus imágenes. Para muestra, un pequeño botón: "Del análisis de un Errialdeta se obtienen dos componentes básicos: una austeridad de cátaro y un ensimismamiento de aurora boreal". Exige el texto, pues, una lectura atenta, ya que casi en cada línea saltan los agudísimos análisis y las brillantes observaciones de unos detalles que se convierten en altamente reveladores.
Familia de quelónidos es una novela donde las apreciaciones, los dichos, los comentarios y las puntualizaciones de los protagonistas tienen mucho peso a la hora de hilar el tejido del texto. La trama resulta sencilla –o complicada– como la vida misma, pero la descripción de la sicología de los personajes a través de sus sentencias y reflexiones es la que atraerá nuestro interés. Teresa Arocena nos cautiva por el detalle y la profundidad sicológica expresados con un –hoy día– insólito dominio del lenguaje: frases de largos periodos que avanzan con claridad y exactitud en la disección de los personajes y un vocabulario del que las novelas de consumo rápido, tan a la moda, carecen.
Familia de quelónidos resulta un texto denso que contiene una escritura precisa y certera que exige del lector una disposición atenta y cuidadosa y lo compensa con un gran disfrute. No hay en él ningún lugar común, ninguna frase hecha. Este libro tiene la calidad que otros no tienen, pero carece del marketing en el que otros se apoyan, y por eso su difusión dependerá del boca oreja de la familia de lectores que lo amparen. Además, la autora ha hecho de sus personajes, lectores que nos brindan también sus opiniones sobre sus autores favoritos. Las referencias literarias explícitas e implícitas abundan en el texto y se convierten en otro de los motivos de disfrute. A propósito de las lecturas de estos quelónidos, Lola, la narradora, explica: "En esta familia todos leen, que lean libros que sólo les interesan a ellos, es cosa de ellos". Sobra decir que a otros muchos les sucede lo mismo y viven fuera de esa novela. Son los posibles lectores de Familia de quelónidos.
Título: Familia de quelónidos
Autora: Teresa Arocena
Editorial: Edición personal
Año: 2010
Biografía de Teresa Arocena
Nací en San Sebastián. Mi familia, como casi todas las familias de entonces, profesaba la fe católica, y los colegios a los que enviaban a sus hijos eran religiosos. Hasta los veinte años más o menos no tuve el valor de comunicar en mi casa la renuncia a la fe y a las prácticas religiosas. Mi querido patriarca se entregó a rigurosas penitencias para que volviera al redil y me recordó el tiempo en que escribía esos versos tan puros como oraciones. Nunca podrá dejar de pesarme haberle causado tanto sufrimiento. Sólo cuando murió me atreví a abordar la narrativa. (...) Tengo la mala costumbre de no fechar mis escritos, quizá para perder la memoria del tiempo que se va. En cuanto a los estudios, me licencié en Sicología por la Facultad de Madrid. Con respecto a mi vida familiar, es tranquila y satisfactoria, aunque hay quienes hablan de mi misantropía, veredicto con el que no estoy nada de acuerdo. "Familia de quelónidos" es mi quinta novela.