... Acababa de terminar una nueva interpretación histórica de la Guerra de los Treinta Años. Se miró al espejo… y guardó silencio ante la estúpida sonrisa de aquel desconocido ...
Café irlandés
El cantante ronco que rasca las cuerdas de esa guitarra con dedos artríticos conoce nuestra canción favorita. Mira cómo sonríen esos ojos tristes. Sabe que no se la pediremos. Y nosotros que, aunque lo hiciéramos, él no la tocará.
¿Es absurda la compasión que recose un amor marchito? ¿Hay algún pasado que sea una esperanza?
La suerte del héroe
El viejo que te da lástima es un James Dean que sobrevivió al accidente de coche. Lloraste por su porvenir y ahora te odia. ¿No has oído a Matusalén? Los amados de los dioses mueren jóvenes.
Es el segundo inquilino del infierno.
Retrato
En Arbat, los dedos del dibujante armenio ejecutan un trazo de carboncillo para enmarcar la frente del turista anónimo que sonríe, como un tonto, contando las monedas. El retrato tendrá: avaricia en los ojos y una leve abertura en los labios, como muestra de agradecimiento
Malastrana
La paloma sobre la marquesina de la ventana vieja y el verso del unicornio zumbando como abejorro que libara en la apretujada nieve; y yo, como un furioso e inesperado ventarrón, encajonado en el tiro de la negra chimenea, deshollinando ruidos para espantar tu imperturbable invierno lleno de cisnes de alas blancas.
Octubre
Las alas de la mariposa no abren el abanico en octubre. ¿Las sustituirán las pestañas? Pesará en la balanza cada lágrima el pescador de perlas.
Erudito
Dejó la pluma sobre el escritorio. Acababa de terminar una nueva interpretación histórica de la Guerra de los Treinta Años. Se miró al espejo… y guardó silencio ante la estúpida sonrisa de aquel desconocido.
Instantes
Un sol, enorme y rojo, atardeciendo. Ella y él agarrados de la mano. El camino inmenso. El reloj sin manecillas. Un gesto leve y silencioso. El poeta sin inspiración. El poema sin tema. Y el amor austero y sin noticias.
Vendajes
Conservo un amor platónico y un deseo táctil que habitan los rincones a los que no llega la mujer que vive conmigo. Renuncias de pasado remoto momificadas con falsas esperanzas que conservan el encanto de este presente –vivido, intangible y efímero– en el que perduramos.
P. reza
Se despertó el sueño y continuó dormido el hombre.
Se levantó el hombre y ya no pudo alcanzar al sueño.
La belleza dormía en los brazos del otro.