Luke nº 118 - Junio 2010 (ISSN: 1578-8644)

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Las armas y las letras
... Andrés Trapiello recoge numerosos documentos, como memorias, artículos, cartas, entrevistas, escritos sueltos, textos inéditos... de escritores españoles que dejaron testimonio de su visión ...

Javier Martín Ríos

No sé cuánto tiempo necesitaremos para superar el trauma de la guerra civil. El paso de setenta años desde el fin de la contienda parece que no ha bastado para que podamos mirar hacia el pasado con los ojos más objetivos de la Historia y estos treinta años de democracia que hoy día disfrutamos. La transición a la democracia ayudó, en gran manera, a una reconciliación nacional, igual que pasó en otras naciones que sufrieron una guerra civil y, llegado el momento adecuado, no tuvieron más remedio que llegar a ese punto intermedio, pactado entre unos y otros, entre la balanza de la comprensión y el perdón, aunque no del olvido, para poder seguir conviviendo y mirar con esperanza hacia el futuro. La Ley de Memoria Histórica ha reabierto las viejas heridas de la guerra civil española y, al mismo tiempo, ha reiniciado un viejo debate más allá de lo que la propia ley, a mi entender, tiene como fin. Por esa razón, me ha parecido un gran acierto que se haya reeditado el libro de Andrés Trapiello, Las armas y las letras: literatura y guerra civil (1936-1939), para poner un poco de cordura entre tantas manifestaciones vehementes que en los últimos dos años hemos leído o escuchado en relación al binomio “memoria histórica” y “literatura”, manifestaciones a menudo marcadas por la ceguera ideológica o la obediencia tribal a un determinado partido político, y tan lejanas a toda objetividad histórica en la que siempre deberíamos aferrarnos cuando miramos hacia el pasado, sobre todo hacia un pasado tan traumático como el que ocasionó la guerra civil.

En esta tercera edición revisada y aumentada de Las armas y las letras, Andrés Trapiello recoge numerosos documentos, como memorias, artículos, cartas, entrevistas, escritos sueltos, textos inéditos... de escritores españoles que dejaron testimonio de su visión del transcurso de los años finales de la II República, la guerra civil y los primeros años de la posguerra. En estos testimonios de los escritores podemos comprender la tragedia de un pueblo que se dejó dominar por los extremismos y, al final, no pudo escapar de la espiral de violencia, a un golpe de Estado que nunca tuvo que producirse. La primera conclusión que saca el lector tras leer este libro es que durante los años finales de la II República el país fue devorado por los radicalismos exaltados, por parte de los partidos de izquierda y los partidos de derecha, y claro reflejo de esta bifurcación extrema y violenta podemos observarla en el propio itinerario ideológico de algunos de los escritores que Trapiello analiza en este extraordinario ensayo.

Andrés Trapiello también habla de que hubo una tercera España, una España moderada y pacífica, en la que se situarían muchos escritores, pero que fue desplazada por los extremos y azuzada a formar parte de un bando u otro, sin la posibilidad de quedarse al margen. Y cuando estalló la guerra y los extremistas comenzaron con las ejecuciones y las purgas ideológicas, los escritores se posicionaron, algunos de una forma muy vil y miserable –por salvar el pellejo se hizo cualquier cosa–, y cuando la guerra se iba decantando hacia un lado, no faltaron las adhesiones oportunistas de última hora para seguir viviendo en un país en el que en el fondo dejaron de creer desde hacía tiempo. Muchos se fueron, como ya sabemos, camino del exilio, y hasta la llegada de la democracia no volvieron a su tierra natal y a recuperar su sitio perdido en la historia de la literatura. Cuando los del exilio volvieron tras la caída del franquismo, los que ganaron aquella guerra, como bien afirma el autor, comenzaron a perder la batalla en los manuales de literatura. Ahora, gracias a Andrés Trapiello, algunos de los escritores que se analizan en Las armas y las letras, que quedaron relegados a un injusto olvido durante décadas, han sido recuperados realmente para la memoria histórica de nuestro país, y se ha hecho de una forma moderada, sin caer en la fácil demagogia y las manifestaciones partidistas, que, al fin y al cabo, debería ser la propia esencia de una ley que intenta que el pasado no se olvide para evitar repetir lo que nunca debió ocurrir.

andres trapiello
Andrés Trapiello