Fue Unamuno el que introdujera el ahora famoso término de Intrahistoria, en una bellísima reflexión recogida dentro de En torno al casticismo, para referirse a la historia oculta y paralela a la oficial, la que no está en los titulares de prensa ni en los manuales de historia, la que hacen los hombres sin historia.
La novela El método Coué de Javier Menéndez Llamazares trabaja debajo de esa costra delgada que mantiene en pie a la Historia en la zona visible, es decir, en el magma de esa Intrahistoria donde la novela tiene una yacimiento inagotable. El método Coué tiene el encanto de situarnos en un tiempo y un espacio catastróficos muy poco transitados, uno de esos periodos apenas retratados en los que los individuos quedan fuertemente contrastados sobre un fondo que queda vacío al desmoronarse las grandes escenografías políticas, en un momento en el que precisamente la Historia historicista de la que hablara Walter Benjamín se derrumba para que los focos den directamente sobre los hombres sin historia. Se trata de las aventuras de un joven español alistado en la División Azul en la Alemania nazi de los finales de la segunda guerra mundial.
No cabe duda de que entraña un riesgo considerable escoger como protagonista de una novela a alguien que luchó para la defensa de uno de los regímenes más inicuos de cuantos ha padecido la Humanidad, pero más comprometido ha de ser si este es un antepasado familiar del autor y, en la obra, no se pretende narrar su transformación moral sino plasmar únicamente una peripecia existencial.
Es cierto que El Método Coué pasa de puntillas por el tema ideológico dando, eso sí, precisas pinceladas sobre las contradicciones que soporta el protagonista ante la visión de los judíos marcados como reses o cuando participa en los bombardeos de civiles rusos pilotando un avión de la Luftwaffe, y que el lector siente, en muchas ocasiones, la necesidad de más explicaciones, pero la novela va avanzando de la misma forma que el protagonista, con una percepción del drama general acotada por el contexto.
En las últimas cien páginas el relato cobra un ritmo que atrapa al lector. El Berlín de la descomposición del tercer Reich nubla los encadenados triunfos del protagonista –que asciende desde futbolista local y tenorio juvenil a aviador de combate, pasando por modelo o artista cinematográfico– y, de pronto, buscando a su amante desaparecida, llega a compartir una celda de las SS con los apaleados conjurados del plan Valquiria que pretendió matar a Hitler. En ese momento el personaje principal adquiere los recursos necesarios para adoptar una postura crítica respecto al sistema putrefacto en el que está integrado y, abatido y desorientado, se deja naufragar en los bajos fondos para propiciar, con ello, el fascinante retrato literario de un Berlín de prostitución, alcohol y drogas, paralelo a la ciudad bélica que agoniza entre los escombros de los bombardeos constantes.
El Método Coué transcurre en un entreacto histórico, precisamente cuando aún no hay una Historia escrita, como dijera Walter Benjamín, por los vencedores, desde esa perspectiva debemos acometer su lectura.
Ficha Técnica:
El método Coué
Javier Menéndez Llamazares
Editorial Funambulista
Madrid. 2009
460 Págs.
Bruno Marcos Carcedo San Sebastián en 1970. Es licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca y combina la actividad en el campo de las artes plásticas con la literatura y la docencia. Además de textos y artículos ha publicado una obra poética Libro de las Enumeraciones (1996), un ensayo de estética Muerte del arte (1997), las novelas Lo más profundo es la piel (2002) y La fiesta del fin del mundo (2004), así como los diarios Nevermore (2007) y Suite Voltaire (2009).
Ha sido incluido en las antologías Poesía Pasión de Eduardo Moga y Diez Nuevas Voces de José Enrique Martínez, y ha recibido varios premios como los de Arte Joven de Castilla y León, el de Creación Literaria del Ministerio de Cultura, Letras Jóvenes de Castilla y León, el de Creación Literaria del Instituto Leonés de Cultura y Pro-arte de Castilla y León.