Comenzamos pronto a ver, a sentirnos extranjeros pero cómodamente. Ni Jim Morrison, ni la esplendorosa vista al Central Park o la misma Japanese Food, logran enajenar al amigo hispano que sabe que no hay un piso para él en aquella rota "pocilga", del bárbaro que circula "en la farsa de Roma".
La vida cotidiana se presentará sórdidamente. Tanto "Una tarde en el jurásico" o "Garbo's building" nos ofrecen incluso hasta un trabajo etnográfico, que reconstruye con el registro directo de las voces mismas de los personajes la vida de la clase obrera, de una raza o etnia en particular.
Es un Manhattan donde confluyen y se vislumbran los orígenes de la migración europea de principios de siglo. Una ciudad que se apodera del poeta y que desde su ventanales más íntimos logran y sienten ser sólo uno: desde un criminal, un drogadicto, hasta una temerosa mujer universitaria que teme caminar por las calles en la noche.
Manhattan, entonces, no será más que una metáfora de la decadencia de la cultura contemporánea.
Si bien esta dialéctica es representada temáticamente, encontraremos también en su forma retórica y enunciativa un nuevo desafío.
Dialéctica poética, por tanto, en el sentido de cómo se construyen los cinco versos occidentales: podríamos decir que sólo nos queda un idioma que nos permite leer; una moneda gastada, casi destruida, pero que sin embargo todavía insiste en su valor de cambio.
Benítez se valdrá, para realizar semejante empresa, de una pluralidad poética que no lo define sólo como escritor, sino como uno de los lectores más importantes del género en nuestro país.
Desde las improvisaciones de la Escuela de Nueva York, hasta romper con ellas; desde el vallejismo que pulveriza formas estéticas y gramaticales, hasta hacer de ese acto lo representativo de la poesía; Benítez, con la síntesis de Borges por momentos, con el delirio exacto, medido y comprensible de Dylan Thomas, con su pluma misma hoy día ya inconfundible, nos deja un retrato necesario y maravilloso del género.
Si el lector permite las comparaciones, me gustaría terminar este breve artículo recordando otro gran poemario, que sin dudas el tiempo lo convertirá en hermano del Manhattan Song: hablo de Poeta en Nueva York, de García Lorca.
Como sabemos, los hermanos no sólo presentan similitudes –podemos pensar en el valor cultural emergente de ambas obras, por ejemplo–, sino también claras y evidentes diferencias. Lo más importante del contraste, sin dudas, estriba en que Lorca intentaba denunciar un determinado modelo de sociedad, mientras que en Benítez lo denunciado ya se encuentra incorporado en su cuerpo, en sus palabras, en lo fijado nuevamente sobre la ennegrecida huella de la muerta hoja.
Que sean del lector y del poeta las últimas palabras:
"Aunque con pesar los modernos debamos
Lamentarnos de no poder escribir
Una larga oda de maldiciones
Al que cien años antes plantó
La encina que casi nos aplasta,
Como podía Quinto Horacio,
Ésta sigue siendo una buena inocencia".
FICHA TÉCNICA
Título: Manhattan Song
Autor: Luis Benítez
Editorial: El fin de la noche
Páginas: 57 páginas