Literatura y vida se confunden en la obra de Cesare Pavese. Y entremedias, como un funambulista caminando sobre el alambre entre dos acantilados, la cruda soledad pendiendo de la nada, una sensación de vacío por la existencia humana que llevó al escritor italiano a un callejón sin salida, al suicidio para ser más exactos, como única vía de liberación. Fue en un hotel de Turín, el 27 de agosto de 1950, por sobredosis de somníferos. Nueve días antes dejaba escritas sus últimas palabras en El oficio de vivir, su diario póstumo: “No más palabras. Un gesto. No escribiré más”.
El año pasado se conmemoró el centenario del escritor italiano, nacido en 1908, y en nuestro país varias editoriales, como Lumen y Pre-Textos, han publicado en los últimos meses los libros más importantes de Pavese, que es el mejor homenaje que se le puede hacer a un autor, aunque suene tan manida esta frase. Entre los títulos que han salido a la luz quisiera destacar una de las primeras incursiones en la narrativa de Cesare Pavese, Paesi tuoi, traducido al castellano, en edición de Pre-Textos, como De tu tierra. En esta novela, publicada en 1941, una de las obras más influyentes del neorrealismo italiano, encontramos los rasgos característicos de la literatura de Pavese: un mundo deshumanizado por la violencia de la guerra y la soledad de un hombre abandonado ante el vacío existencial que sólo respira a su alrededor.
En De tu tierra el autor enfrenta la ciudad con el campo, la vida de un obrero con la de un campesino, que el azar ha unido en la cárcel. Berto, un joven de Turín que no mira al futuro más allá de cada noche, se deja arrastrar por Talino hasta el pueblo de éste. En la aldea de Talino, Berto se sumerge en la Italia profunda, en un mundo rural en el que se siente como un extraño, donde la violencia, motivada por rencillas personales y tradiciones ancestrales, y la lucha por la subsistencia marcan el día a día de los aldeanos. Ante esta atmósfera social irrespirable, Berto, que aún no sabe por qué decidió marchar hasta allí, sólo encuentra la calma en el paisaje que le rodea –un paisaje estático en confrontación con los sentimientos violentos de los personajes de la obra–, un refugio espiritual donde sólo atisba cierto sentido a la absurda existencia en la que de pronto se ha visto envuelto, y que también arrastraba de sus días nómadas y sin sentido en la ciudad.
De tu tierra es una novela de tendencia naturalista, de estilo sencillo, pero desgarrado, sin adornos verbales, tan propio de Pavese, que con el paso del tiempo iría limando hasta llegar a conseguir esa “realidad simbólica” que él mismo usaría para definir su propio estilo literario. Su literatura parte de la realidad objetiva, de la experiencia concreta, pero luego transciende con la mediación de la ficción en la realidad. Y tras ese mar inconfundible de palabras, tan pavesiano, siempre encontramos la soledad, en acecho, en la mirada del escritor, esa pátina de melancolía que Cesare Pavese reflejó en casi todos sus escritos, tanto en prosa como en poesía, y que un día se hartó de soportar y lo llevó al suicidio. Fue en verano, en la habitación de un hotel de Turín, el 27 de agosto de 1950, y con su muerte Pavese comenzó a ser un mito en el mundo de las letras.