Luke

Luke nº 110 - Octubre 2009
ISSN: 1578-8644
Ricardo Triviño Sánchez

COMIC: Me acuerdo Beirut

Me acuerdo Beirut.
Autora: Zeina Abirached.
Traductora: Lucía Bermúdez Carballo.
Rotulación: Ana Luisa González de la Peña.
Editorial: Sinsentido.
Precio: 12 euros.

¿Quién se acuerda de Georges Perec? Por lo visto, y últimamente, la editorial Impedimenta, que, después de traducir Lo infraordinario(Premio Tormenta al mejor libro traducido al castellano en 2008) vuelve a ofrecer en castellano Un hombre que duerme, nuevamente de la mano de la traductora Mercedes Cebrián. Por suerte, no sólo ellos rememoran al genial escritor. Publicado por la editorial Sinsentido, llegó este septiembre a las librerías el cómic Me acuerdo Beirut, la historietista libanesa Zeina Abirached.

Como ya lo hizo en El juego de las golondrinas (Sinsentido, 2008), Abirached vuelve a hablarnos de la guerra del Líbano de 1982. La crudeza del conflicto, iniciado tras la invasión israelí del país con el objetivo de expulsar a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), ha sido reflejada en el premiado documental de animación Vals con Bashir, posteriormente también adaptado al cómic (Salamandra, 2009). La película relata la experiencia de Ari Folman, director de la película, durante la masacre de palestinos en los campos de refugiados de Sabra y Chatila, de la que fue testigo. Con un curioso estilo que fusiona animación Flash, animación clásica y animación en 3D, la historia avanza de manera asfixiante y venenosa, encerrada bajo unos cielos que sólo un Turner apocalíptico y loco habría podido pintar.

Aunque también de manera autobiográfica, Abirached se aleja de la mirada del soldado para mostrar la vida cotidiana de los beirutíes, describiendo el día a día de una ciudad llena de francotiradores y barricadas donde el miedo a las bombas es una amenaza terrible y constante. Si en El juego de las golondrinas las horas transcurrían mientras Zeina y su hermano aguardaban el regreso de sus padres de casa de la abuela, a sólo unas calles de distancia pero infestadas de tiroteos, Me acuerdo Beirut escoge diversos momentos que conforman el testimonio de la autora durante la guerra hasta su final. Los recursos narrativos (base biográfica, paratextos con la voz en off de la protagonista, uso de los diálogos para dar a conocer a través de los personajes qué sucede fuera) se repiten y la enlazan, junto con su grafismo naïf y en blanco y negro, a Marjane Satrapi y David B.

La novedad es que, pese a que Me acuerdo Beirut se basa en los mismos personajes y en el mismo espacio que El juego, la trama se estructura de acuerdo con el esquema narrativo de la obra homónima de Perec, donde el reiterativo principio de “Me acuerdo...” da pie a cada memoria. Tanto en la edición francesa como en las española, y tal vez por acentuar la relación con el experimento literario del escritor francés (que a su vez emulaba el trabajo del escritor estadounidense Joe Brainard), esta obra tiene un formato más cercano al de un libro: frente a los 240 x 170 milímetros de El juego, ésta adopta unas medidas de 185 x 135. Desgraciadamente, o el dibujo ha sido mal reducido para adaptarlo a dicho tamaño o la impresión presenta una mala calidad, pues se aprecia un molesto y nada profesional pixelado del dibujo. Se trata de un detalle que, pese a no entorpecer la lectura, molesta si se repasan las páginas con más detenimiento.

Me acuerdo Beirut es interesante y didáctico en su lectura, además de muy ameno, a diferencia de Perec quien, pese a ser uno de los grandes maestros del lenguaje, llega a saturar por su uso a veces excesivamente metódico y complejo del mismo. Como Matt Madden, que hizo sus 99 ejercicios de estilo a partir del librito de Queneau, y en la línea de L’association fundó el OUBAPO en 1982, Abichared demuestra que se puede seguir siendo creativa y lúdica sin dejar de ser crítica e instructiva.

Me acuerdo de Beirut