Estas fiestas, gracias a la editorial Dibbuks, podremos disfrutar de Arthur de Pins, un autor tan picante como divertido. El álbum Pecados Veniales, que reúne los dos primeros volúmenes recopilatorios de su serie Péchés Mignons, o el incendiario Antikamasutra, escrito conjuntamente con la escritora y periodista de Playboy Maïa Mazurette, pueden ser dos regalos tan originales como hilarantes.
El manual podría considerarse una versión adulta de La Guía sexual de Titeuf, de Zep. El camino que eligen ambos es encarar la sexualidad de manera sincera y abierta, ya sea dirigiéndose a niños o mayores, respectivamente. El tema, por mucho que se diga, sigue siendo tabú y, como todo lo prohibido o ignoto, se ve constantemente deformado por leyendas y falsos prejuicios. El Antikamasutra busca dar un enfoque nada restrictivo y explicar sin ñoñerías por qué el sexo no debe ser puesto en un pedestal como el David de Miguel Ángel, sino gozado como una buena cena o un baño caliente, tal como ya lo hiciera la francesa Aurélia Aurita en su Fresa y Chocolate (1 y 2).
Péchés Mignons cuenta en un principio las experiencias sexuales de Arthur, álter ego del autor, y los malentendidos que resultan muchas veces de la idea excesivamente sofisticada que tenemos del sexo y del amor, tratando las típicas neuras masculinas desde el aguijonazo en el orgullo frente a las revoluciones de un vibrador hasta el deseo desenfrenado por más de una mujer a la vez. Más adelante, no obstante, y tal vez para ampliar el punto de vista, De Pins decidió colaborar en los guiones con la desenfadada Maïa Mazurette, introduciendo en la serie a Clara, la contrapartida del protagonista.
La defensa del sexo como elemento humano, no ajeno a su naturaleza y menos aún fuente de pecado, es una constante en ambos trabajos. Curiosamente, puede encontrarse también en las dos últimas adaptaciones del Génesis al cómic. Si bien es cierto que el padre del underground, Robert Crumb, ha acometido el reto de ilustrar el texto original y Ralf König, en cambio, ha optado por ofrecer su personalísima visión del relato bíblico en su Prototipo, ambos buscan humanizarlo a través del humor y la sexualidad. Mientras el historietista alemán utiliza las Sagradas Escrituras para hacer una apología del amor libre, Crumb, pese a ceñirse al texto, consigue gracias a su trazo cáustico y sus voluptuosas mujeres retratar “no la palabra de Dios, sino las palabras de los hombres”, como él mismo afirma en el prólogo.
En esta búsqueda de lo humano en el sexo, los personajes femeninos de Péchés Mignons abundan en curvas, como los de Crumb, alejándose de la imagen hiperestilizada de las modelos de pasarela. Sin embargo, sus cuerpos no “devuelven a los hombres a la realidad” como afirma en el Antikamasutra. El atractivo de estas “muñecas” anchas de caderas pero nunca gordas no se aleja en erotismo de los cuerpos esbeltos del autor belga Dany (Olivier Rameau, Les Coquines). A Dany se le encargó la tarea de crear a Solia, la bella guía turística e imagen de Wallonie BD 2009, año conmemorativo del patrimonio del cómic belga. ¿Y por qué Solia y no Tintín o Spirou o los Pitufos? Pues por la misma razón por la que no podrás soltar el libro de Arthur de Pins.
Desgraciadamente, el cuerpo de la mujer es rentable comercialmente y, fuera de la agudeza de las viñetas, De Pins suele pasarse por la piedra a sus personajes para convertirlos en meros maniquíes pijos de publicidad al más puro estilo Jordi Labanda. Como un Jean Giraud de la erótica, Arthur de Pins se divide entre el dibujante crítico de humor y el excelente ilustrador de espejismos. Por suerte, sus rechonchas divas cabezonas de Péchés Mignons sí que saben morder, y un mordisco suyo es un genial regalo de Navidad. Paz, saludable sexo y amor.