Espacio Luke. Emilia Lanzas - Entradas de cine

Emilia Lanzas

Entradas de cine

La magia y la trasgresión que el cine representa (o al menos el buen cine, ese que se aparta de la industria y crea fuera del dirigismo, del convencionalismo y la banalidad) marcó a toda una generación de españoles abocados a un tiempo de sombras. Bastante de ese desasosiego está en los textos recopilados en este libro. Artículos básicamente literarios que fueron publicados en revistas o en periódicos y que se rubrican con dos estupendos cuentos con subtrama cinematográfica: "Ojos inquietos" y "Retorno a lo intangible".

En los treinta artículos recopilados hay muy poco de la crítica al uso, no sólo porque Fraile escriba como un poeta –con la profundidad del que mira y con la palpitación del que siente–, sino también porque relaciona el tema fílmico con su experiencia, sus encuentros y recuerdos, su nostalgia, abriendo todo un universo tangencial al celuloide que lo subraya y enriquece. Y todo lo hace sin quitar un ápice de sagacidad y juicio, ya que, como el propio autor confiesa, "si el escritor no lleva un crítico dentro, más vale que monte un puesto de claveles en cualquier esquina".

Lo dijo Jean Mitry: "Concebir es juzgar", y en estos textos donde la literatura y la imagen se funden hay también mucho de crítica social (que inexorablemente acaba siendo política en esta época de nuevo oscura) que describe un aspecto de la historia del celuloide pocas veces mostrado. El ser y el estar de los actores, los The End con beso, el cigarrillo como personaje, el revolucionario cine inglés de los sesenta, Marlowe en la pantalla, Welles/Shakespeare, el ácrata Buñuel o la ortopedia celeste, la falsa autoría heroica de Hollywood, los White Christmas o nieve para ricos, el honor vuelto amor, una revisión de Cleopatra, Ava/Eva, Antonioni…

"El mundo se está convirtiendo ya en el metro de Ventas y los gobiernos aprenderán a decirnos todos los días que no les llega el presupuesto para darnos cena". Es el cine, que ayuda a tomar conciencia de nuestra precariedad humana, con ese humor tan lúcido de Medardo Fraile, con toda la extensión del gesto.