Las ruinas de la Catedral Nueva
Juan Ibarrondo
Editorial Bassarai
La nueva novela de Juan Ibarrondo trata de rescatar, tras un olvido de décadas, unos hechos terribles, como terrible fue la represión franquista tras la guerra española, pero no se queda ahí. La importancia del texto deriva, en mi opinión, de resaltar los hilos invisibles que unen el pasado y el presente. No podemos, en ese sentido, hablar de novela histórica pues lo que acontece a lo largo de sus páginas todavía está presente en nuestras vidas. Bucea pues en la historia cercana para explicarnos nuestra realidad más actual. La forma de hacerlo es quizá su mayor logro literario. Un suceso, aparentemente banal, se transforma en el hilo conductor del relato, pero, no contento con ello, el autor introduce un elemento sólido y real: la gárgola, que como una sombra vigilará desde lo alto el transcurrir de la historia, para terminar dándole sentido.
Destacable es también la unión de dos tiempos (1997 y 1936) y varios espacios (México, Zamora, Vitoria..) a través de hilos invisibles que se van entretejiendo para acabar formando un trozo coherente de nuestro pasado. Oiremos distintas voces, dialectos, jergas... que nos ayudarán a introducirnos en las historias de los personajes. Conoceremos de cerca personajes históricos, unos reales y otros invención del autor, pero siempre sujetos complejos, lejos del maniqueísmo o el panfleto. También sucesos de lucha, de creación, de vida...
Pero la novela es también un homenaje: a los desplazados de todos los tiempos; los que llegaron a Vitoria a mediados del siglo pasado, a los exilados que marcharon a México en el 36, y, por ende, también a los emigrantes actuales, porque el drama del exilio y el desarraigo es igual para todos. Los canteros emigrantes que escupen las gárgolas de la Catedral Nueva se constituyen así en personaje colectivo, que traerá nuevas ideas, nuevas formas de ver el mundo.
Y está también México, país al que el autor no es en absoluto ajeno, un país en dos tiempos, un relato de afinidades entre dos jóvenes de mundos en principio ajenos, y un anciano digno que quiere vivir una existencia libre.
En resumen: un canto a la dignidad humana, por encima de contingencias fatales, y un original guiño al destino.
Isaac Zubia. Maeztu, abril de 2008.