Naruto, de Masashi Kishimoto. Traducción: ***. Ed. Glénat.
One Piece, de Ei’ichir Oda. Traducción: ***. Ed. Planeta DeAgostini.
Dragon Ball, de Akira Toriyama. Traducción: ***. Ed. Planeta DeAgostini.
"Ya es oficial: Naruto va a comerse a Son Goku". Así vende Glénat desde su página web uno de los shōnen (manga para chicos adolescentes) con más éxito de la actualidad, una afirmación que no puede sino levantar ampollas entre los devotos de la aclamada serie de Akira Toriyama.
La frase es toda una puesta de intenciones. Es una frase rebelde, que busca sublevarse contra el pasado "devorando" a una de sus figuras más representativas y amenazando con superarla, una sentencia repleta de jactancia adolescente. Pero Dragon Ball (Planeta DeAgostini) es un hueso duro de roer, pues no sólo despertó, junto a Akira de Ōtomo, la fiebre manga en todo Occidente sino que es el cómic extranjero más vendido en la historia de España. En realidad, el auténtico rival de la obra de Masashi Kishimoto es One Piece (Planeta DeAgostini) de Ei’ichiro Oda, que está literalmente arrasando en Japón, siendo la obra que más rápidamente ha alcanzado los cien millones de ejemplares vendidos (algo impensable en Europa) y que ostenta el récord de ventas de una primera edición, 2 630 000 nada más y nada menos. Sin embargo, dado que el trabajo de Oda entró en el mercado español con poco fuelle (aunque ahora su éxito esté creciendo), los publicistas debieron de pensar que, puestos a ser chulos, lo iban a ser a lo grande.
Muchas veces se ha llegado a relacionar DB y Naruto cuando son dos obras que no son tan parecidas como suele pensarse. Aunque Goku y Naruto son dos jóvenes destinados a ser héroes gracias a sus habilidades especiales, sus caminos no divergen en nada de los demás protagonistas del shōnen que se edita, ni siquiera de las narraciones de héroes míticos. El hecho de que ambos transformen su apariencia física cuando adquieren un nivel superior de fuerza tampoco los distingue de otros tantos como Yusuke Urameshi de Yu Yu Hakusho, Ichigo Kurosaki de Bleach, los Pokémon o los Power Rangers. Sus bestias interiores, el mono gigante en Goku y el zorro de nueve colas en Naruto, no son comparables porque, mientras que en el discípulo del Duende Tortuga es una reacción similar a la de un hombre lobo cuando ve la luna, en el gamberro de pelo amarillo es un espíritu maligno sellado en su interior que lucha por escapar. Los mundos que habitan, a pesar de estar fuertemente cargados de simbología mítica oriental, son muy diferentes, estando el universo de DB más ligado por su sentido del absurdo y el ridículo con el mundo pirado y pirático de One Piece.
La esencia misma de los protagonistas en muy diferente. Goku y Luffy (One Piece) son tan inocentes como simples, sencillos en el sentido humorístico del término, "paletos de pueblo" para ser más claros, que tienen un objetivo tan claro como noble, que lucharán para conseguirlo y que disfrutarán con ello; ambos no son más que niños, pese a tener catorce y diecisiete años respectivamente, cuyas aventuras les resultan un puro juego (y eso es lo que los hace tan entretenidos). Naruto, no obstante, es más complejo en el plano emocional porque su historia no es una comedia sino un drama. Por culpa del espíritu diabólico que encierra en su interior, los habitantes de la villa de la Hoja, la aldea donde ha crecido, le tienen miedo y lo evitan. El protagonista de Kishimoto es un marginado social cuyo objetivo es convertirse en hokage, o cabeza de la aldea, no tanto por soberbia como para demostrar lo que vale, para que lo quieran. Naruto no sólo lucha contra los malos de turno. La verdad es que se pasa el tiempo, con sus formas brutas y divertidas o con un tono tan serio como sincero, sermoneando e inculcando la aceptación de las diferencias y los diferentes, como enriquecimiento y no como amenaza.
La actitud de Naruto es el reflejo de la angustia adolescente frente al rechazo. En una etapa de la vida en que se busca crear la propia identidad, la necesidad de sentirse parte de un grupo se hace indispensable. Una sociedad cada vez más clasista, donde el individualismo y el capitalismo se esfuerzan en marcar diferencias entre unos y otros, crea barreras comunicativas altísimas y promueve la crueldad entre los que se creen arriba y los que se les asigna el sótano, un fenómeno que está ocurriendo, que se rebautiza ahora como "bullying" o "mobbing", y que conlleva, sobre todo en Japón, la vejación de los considerados "más débiles". No por nada la segunda parte de la obra de Kishimoto, Naruto Shippūdden, se centra en la adolescencia del personaje, aguzando su ansiedad ante la pérdida de su mejor amigo que sigue "el camino equivocado" de la venganza. En este punto se desmarca de DB, cuyo protagonista pasa de la infancia a la edad adulta en un pestañeo, pues nada más volver de su entrenamiento en el templo de Dios, Goku contrae matrimonio, aceptando simbólicamente las responsabilidades de la madurez, sentando la cabeza (el "descanso del guerrero", de no ser por la aparición de Dragon Ball Z) y ofreciendo el final feliz de toda comedia.
Entonces, si son tan diferentes, ¿por qué parece que vayan de la mano? Sin duda, por la necesidad comercial de enlazar una obra con otra anterior de trama parecida y grandes ganancias, del mismo modo que en el ámbito literario La catedral del mar llevaba el epíteto de "Los Pilares de la tierra español". Asimismo, Naruto es un claro heredero de Goku, como lo es Luffy y otros muchos, porque sus autores se han criado leyendo a Toriyama, así como él aprendió de otros maestros del manga. Por mucho que insistan, aquí nadie está para comerse a nadie; en todo caso, nos nutrimos. Y a todos los que defiendan la ley de la jungla en esta sociedad ya de por sí moribunda, sinceramente, váyanse a la mierda.
Curiosidades:
Cross Epoch, crossover entre Dragon Ball y One Piece dibujado por Toriyama y Oda
Battle Stadium DON, el videojuego donde Goku, Naruto y Luffy se ven las caras
La esencia misma de los protagonistas en muy diferente. Goku y Luffy (One Piece) son tan inocentes como simples, sencillos en el sentido humorístico del término, "paletos de pueblo" para ser más claros, que tienen un objetivo tan claro como noble, que lucharán para conseguirlo (...)