No quiero extenderme demasiado. Moonwalker no es una gran película musical, ni siquiera es una película notable, pero expone de manera diáfana quién fue Michael Jackson hace no tanto tiempo, lo cual le da al film un valor documental importante. De hecho los primeros veinte minutos de la cinta son un montaje trepidante de algunos de sus mejores clips, un recorrido desde su etapa como niño prodigio en los Jackson Five hasta el album BAD, a través de cuyas imágenes podemos seguir casi pormenorizadamente la increíble transformación del artista, de niño afroamericano a émulo de joven blanco de estilizados rasgos, todo ello fruto de la cirugía estética, la verdadera novia del artista. Un rápido viaje retrospectivo desde los orígenes del mito hasta el apogeo de su popularidad y seguramente la cumbre de su carrera. Esto no es otra cosa que un prolegómeno de lo que a continuación vendrá, una aventura fantástica a mayor gloria del Rey del Pop en la que tendrá que proteger a unos niños de Mr. Big, el villano de la película, interpretado por un Joe Pesci feo, malo y hortera, cuyo propósito es convertir a los niños del mundo en consumidores de droga, amén de estar empeñado en acabar a toda costa con Jacko, su único obstáculo real en la consecución de sus planes. Lo que el infame Mr. Big parece ignorar son los quebraderos de cabeza que un Jacko de singular talento polimórfico les dará a él y a su ejército personal, ya sea bajo forma de coche futurista o como enorme e indestructible robot, otra de las transformaciones repletas de efectos especiales que a Michael tanto gustan y uno de los momentos fuertes del film junto al videoclip Moonwalker, donde Jacko, con la simple ayuda de una moneda y una añeja máquina juke-box, es capaz de poner a bailar a todo un club de hampones negros de los años treinta. En definitiva, Moonwalker es Michael Jackson en estado puro, cantidades ingentes de magia y buena música. Por supuesto que no conserva el impacto que tuvo en su día, pero sigue funcionando como entretenimiento y siendo toda una curiosidad fílmica, casi propagandística.