Guión y dibujo: Jason.
Color: Hubert.
Traductor: Óscar Palmer.
Astiberri, Bilbao, 2008.
Haya paz. No es que el loco de Jason Voorhees vaya a volver con su machete sanguinolento a protagonizar una nueva pesadilla en las pantallas de cine. En este caso, quien regresa es John Arne Sæterøy, alias Jason, el artista noruego que más renombre está adquiriendo fuera de las fronteras de su país gracias a su original retrato de la fragilidad y soledad humanas.
Su primera historia larga, Lomma full av regn, ya le hizo merecedor del premio Sproing de cómic (el más importante de Noruega). Después, ¡Chhht! y Espera... le abrieron las puertas internacionales, con nominaciones a los premios Ignatz y el galardón como mejor nuevo talento en los premios Harvey de 2002. Un año antes, había vuelto a recibir el premio Sproing, esta vez por su revista Mjau Mjau, donde desde 1997 edita sus propios trabajos, del mismo modo que lo hacen otros autores actuales conocidos, como Daniel Clowes (Ghost World, Ice Haven) con su Eightball o Chris Ware (Jimmy Corrigan, Rusty Brown) con Acme Novelty Library.
Frente a la indiferencia que su obra sufre en su país natal más allá de los círculos académicos, el reconocimiento internacional ha ido creciendo. El caso más claro es el de Francia, donde todos sus trabajos han sido traducidos, algunos de los cuales han sido coloreados por el artista francés Hubert (Hubert Boulard). Gracias al premio Harvey, sus trabajos empezaron a ser publicados por el gigante estadounidense del cómic independiente Fantagraphics, un gran mecenas si se cuenta con la dura competencia que resultan las hordas de superhéroes y villanos mainstream con que Marvel y DC inundan las tiendas.
En España, este enero vio la luz su tercera obra en castellano, aunque ya ha publicado más de una decena, nuevamente de manos de la editorial Astiberri. No me dejes nunca, traducción sentimentaloide del original titulado escuetamente Hemingway, aparece después de la publicación de las magníficas ¡Chhht! y Espera.... Jason continúa haciendo uso de un universo tan personal como extravagante donde animales antropomórficos hacen introspección de sus propias acciones en un entorno paradójicamente familiar y ajeno. En un tebeo de Jason, el lector puede encontrar desde gente caminando con zancos sin ninguna razón aparente hasta muertos vivientes o máquinas del tiempo. La heterogeneidad, la mezcla de géneros y situaciones, hacen del trabajo del autor noruego un objeto extraño y, a la vez, atrayente.
Esta nueva obra nos sitúa en un París de la bohemia donde Ernest Hemingway, Scott Fitzgerald, Ezra Pound y James Joyce se encuentran en busca del sueño de sus vidas: ser historietistas. Partiendo de este desconcertante planteamiento, la obra narra sus vidas diarias, a modo de relato cotidiano, reflejando, como ya es típico en Jason, el desamparo y la melancolía que los envuelve. Sin embargo, el libro cambia radicalmente cuando empieza a desarrollarse un guión policiaco donde el cuarteto de artistas decide dar un golpe. Entonces, la trama se ramifica en los diferentes caminos que ha seguido cada uno de los protagonistas y va desvelando, paulatinamente, los puntos irresueltos de la historia.
No me dejes nunca, al igual que el próximo cómic que posiblemente publicará Astiberri, Yo maté a Hitler, mezcla la crónica diaria con la ciencia-ficción y el género negro, obteniendo resultados interesantes al romper los esquemas prefijados. Sin embargo, comparada con las obras anteriores editadas en castellano, de perfil más reflexivo, tal vez carezca de su hondura e impacto, pues la trama policiaca arrastra con ello. Este nuevo relato sigue siendo, no obstante, una excusa excelente para asomarse al peculiar mundo de este prometedor autor noruego.
Esta nueva obra nos sitúa en un París de la bohemia donde Ernest Hemingway, Scott Fitzgerald, Ezra Pound y James Joyce se encuentran en busca del sueño de sus vidas: ser historietistas. Partiendo de este desconcertante planteamiento, la obra narra sus vidas diarias, a modo de relato cotidiano, reflejando, como ya es típico en Jason, el desamparo y la melancolía que los envuelve (...)