José Luis López Moral.
La espera. Aba Art Contemporani.
Plaza Puerta de Santa Catalina, 21.
Hasta el 28 de marzo.
Habitual de Zambucho en Madrid, de Camba y Aba Art en Palma y de otras galerías españolas y portuguesas, participante en ferias internacionales, artista de maneras sosegadas, reflexivas, José Luis López Moral (Madrid, 1966) dio el paso de la pintura a la fotografía en torno a 2004, en busca de nuevos vehículos para transmitir emociones. Conocíamos su trabajo En luz no corrompida, una edición de coleccionista de Zambucho que incluía poemas de Ricardo Lobato y fotografías originales de López Moral: cuatro magníficas variaciones sobre la distribución de las masas de luz y color con un campo de girasoles por motivo. Intervenían aquí las diversas relaciones establecidas entre el punto de vista y el horizonte, los surcos de la tierra, los cielos originales, las texturas añadidas por medio de la superposición de un fondo de óxido, grietas y desconchones procedentes de paredes ruinosas. El resultado, un hermosísimo retablo sobre el paso el tiempo y los ciclos naturales. El equilibrio compositivo es casi renacentista, lo cual se podría predicar también de su paleta y del aspecto de pintura al fresco que aportan a su obra los fondos murales.
Hoy expone en Palma la serie La espera, en la que insiste –con un deje pesimista– en la vida que se detiene con cada invierno, sin que estemos muy seguros de si esta vez el fin de la estación nos devolverá los paisajes primaverales que conocemos. El artista retrata la inactividad natural que es propia de la época invernal: los álamos despojados, el silencio que casi se palpa, el viento en las copas de los cipreses, los campos segados, los barbechos desnudos… Los campos de Castilla aportan un contexto muy apropiado para la reflexión solitaria, y López Moral aprovecha esas características físicas –la planicie casi absoluta, la sumaria vegetación– para contagiarnos su aproximación meditativa hacia la naturaleza. La ruina, como nos enseñaron los clásicos, induce también a la interrogación sobre el paso del tiempo: incorporando al motivo central un fondo de irregular enfoscado, la rugosidad del hormigón o la humedad que ensombrece y cuartea el encalado, López Moral nos envía una colección de postales de un tiempo detenido sólo en apariencia.