Zafarí, higo dulce que te llevabas a la boca cuando me encontré en tus ojos. Esclava, quise ser libre. No me parecía a ti, no era de ébano, no tenía ojos de palmeras ni riquezas para comprarte. Ofreciste camellos, telas, espadas, higos y dátiles. Todo fue inútil. Llevaba la prenda de las desposadas. Huidos en la noche del Sahara, escapada de mi señor desnudaste mi corazón, regaste ungüentos de pachulí sobre mí, me mojaste con agua sagrada, pediste a los dioses piedad, lloraste desangradamente sobre mis montes y veredas y aún húmeda llegó la mañana. Juraste seguirme hasta la muerte. Ahora persigues caravanas, tus ojos me buscan en el inmenso desierto de los días y aún masticas, cada tarde, ceremoniosamente, tu higo zafarí para que el frío de la noche traiga el calor y las bendiciones, para que tu boca no olvide a ti esclava flagelada por otros y aún sedienta de ti… Esta que buscas en el ébano de tu piel para lamerle las cicatrices, para envolverla en el oasis de tu alma prisionera, de muchas vidas… Aún esperas encontrar su tela de colores brillantes en la ruta, porque sabrás ese día, que tu llegada está cerca y ella, te espera desnuda.
Maribel Sánchez-Pagán (Puerto Rico)
Cursó estudios en la Universidad de Puerto Rico donde obtuvo un bachillerato en Estudios Hispánicos y una maestría en Ciencias de la Información (Bibliotecología). Ha publicado el poemario Ese hombre (Madrid: Ediciones Torremozas, 2006) y la plaquette Apalabrada: muestra de poesía de una mujer proscrita por ese hombre y sus botas (Ráfagas, 2006). El poema incluido pertenece a su poemario inédito Cantos de una mujer proscrita. También permanece inédito su libro Canto a tus botas.