"Las mujeres no tienen que machacar con ajos su corazón en el mortero"
Inma Luna
Editorial Baile del Sol
Los amores extraños, los incomprensibles (¿hay de otros?), la ternura sórdida y la desesperanza, la simulación y la mentira para sobrevivir a corazón abierto, la fantasía como refugio y escondite, el vómito psicoanalítico, el amor desmedido que acaba en un abrazo fúnebre, el panteón en que se ama en la miserable ciudad, el sabor del cuerpo, la identidad perdida y buscada, y el recorrido por el interior femenino como si se tratara (¡que sí!) de un campo minado de cicatrices, contradicciones, entumecimientos, monotonías, desilusiones, en un laberinto donde todos los senderos conducen a la palabra "escape", una forma de muerte o la muerte misma: sopa de a-diario, menú único. Y detrás de todo, una clave a la que nos conduce el olor que permite llegar al sabor: el hogar. En todos los sentidos emocionales e intelectuales del vocablo, del boca-hablo: casa, familia, amor, fuego, fogón: alimento, en suma.
De naturaleza periférica (y, no obstante, cosmopolita), Inmaculada Luna (Madrid, 1966) se convirtió en Inma Luna con el fin de viajar más ligera de equipaje. Periodista por curiosidad, siempre ha aspirado a vivir del cuento. Tras la publicación de algunos relatos en libros colectivos, el paisaje prosaico que la rodeaba la condujo paradójicamente –o quizá no tanto- por carreteras poéticas y así llegaron Nada para cenar (LFC Ediciones, Béjar, 2005) y El círculo de Newton (Ediciones Baile del Sol, Tenerife, 2007), además de sorpresas como De ronda en ronda, antología de poetas españoles en México (Ediciones del Ermitaño, México D.F., 2007). Mientras, algunos de sus cuentos se han traducido al italiano en El cuentacuentos, antología de cuentistas españoles (NonSoloParole Edizioni, Milán, 2007) y ha colaborado con numerosas revistas literarias. Inma Luna no tiene que machacar con ajos su corazón en el mortero pero sigue estando dispuesta a ponerlo entero en todos sus guisos literarios.