Luke nº98 Julio - Agosto 2008

Breve ensayo sobre el acierto-error

I.- Acierto versus error

Definamos acierto: Respuesta adaptada a una normativa preestablecida.
Definamos error: Respuesta que contradice un código prediseñado.
Procedimiento: El acierto se premia. El error se castiga. Si el acierto se repite, subir al Nivel Dos. Y comenzar de nuevo.
Siempre erramos. Si no en este nivel, en el que sigue.
Siempre pecamos.
No hay forma de evitar el condicionamiento aversivo.

(Yo pecador, me confieso a Dios.
Quién esté libre de culpa, arroje la primera piedra.
Un fallo lo tiene cualquiera.
¡Por tu culpa! ¡Por tu culpa!
Errar es humano.
Cinco faltas de urbanidad y cuatro de ortografía.
Ha sido un castigo merecido).

Las frases del plano punitivo llueven en el cerebro. Hay frases para pedir disculpas, para implorar perdón, para imponer penitencia, para echar balones fuera, para inmolarse, para impartir clemencia, para autoflagelarse, para diálogos sadomasoquistas, para diagnosticar el síndrome de Estocolmo. Es el plano del ello freudiano, de la autoridad, de Dios. Son frases del catecismo psicosocial. Vivimos esperando el veredicto, temiendo un correctivo. Vivimos en libertad condicionada. Todos estamos llamados a la perfección y todos nos entretenemos en lo incorrecto. Todos fracasamos en el intento. Todos merecemos un escarmiento.
Algo falla.
Somos seres machihembrantes: cada desliz con su sanción; para todo tropiezo, una buena reprimenda. No hay mejor sistema que el binario. Crimen y castigo. Luzbel o Belcebú. El Bien o el Mal. Ensayo, error. Disyuntiva. Copulativa. Odia et ama. El sistema se satura con los matices.
Lo mejor es la parejita.

II.- Interrogatorio

¿No es la realidad polvo de estrellas y un refrito y una secreción humana y un puzzle de piezas intercambiables y un vertiginoso devenir?
¿No es el mundo un conjunto de miasmas y una miasma?
¿No es tan cierto el caos como el orden?
¿No es tan poderoso el azar como la necesidad?
¿Por qué no tendemos a respetar los interludios, acariciar lo multifactorial, tocar al piano la escala de la multiplicidad?
¿Por qué no mirar qué hay dentro de los abanicos?
¿Qué pretendemos en este planeta de polarizadores?
¿Es bueno o es malo tener la ley en la mano, el códice a mano, el maniqueísmo en todos sus artículos?
¿Es bueno o es malo ser muchos, ser pequeños, ser distintos, ser lábiles, precarios, efímeros, frágiles, complejos e inclasificables, si estuviéramos todos y fuéramos respetados?
¿Es bueno o es malo lo que no es ni bueno ni malo? ¿Es acierto? ¿Es error?
¿Quien tiene boca se equivoca?
¿Por qué esta condena, esta purga?

Opinión

Ángela Mallén

Nuez