El concepto del ser creador o genio se define y se asienta como hoy lo conocemos en la edad contemporánea. También es la época en la que es más notoria la hibridación de las artes, es significativo apreciar como hasta bien entrado el siglo XV, durante el Renacimiento italiano no se realiza la distinción entre artesano y artista. Esta clasificación se realiza con el fin de separar al creador de obras múltiples del creador de obras originales. La distinción entre las artes liberales o las bellas artes toma como punto de partida la clasificación formada en la antigua Grecia.
Para Ernst Gombrich “El arte, en realidad no existe. Únicamente hay artistas”. Esta afirmación es hoy cuanto menos discutible como trataré de exponer en las siguientes líneas. La práctica artística si bien carece de una utilidad premeditada exceptuando los casos en los que el arte ha sido usado como propaganda, se relaciona con el concepto de belleza. Las relaciones entre disciplinas artísticas son frecuentes, es usual hablar de la relación entre la música y la pintura, así como escuchar hablar a pintores de las referencias literarias que han usado para la creación de sus obras.
El arte por encima de la belleza o de la fealdad, ha de provocar alguna reacción en el espectador. Artistas como Duchamp o el compositor John Cage han pasado a la historia por su ingenio y su capacidad para irritar al consumidor de arte. La historia del arte está llena de obras audaces que han ido más allá del concepto de goce, ya que del mismo modo que nos atrae lo bello nos seduce lo macabro, lo grotesco, lo vulgar o la fealdad. Mi pregunta es: ¿Reflejan las nuevas herramientas de la sociedad de la información el concepto de artista y las categorías estéticas prefijadas o van más allá de las teorías fijadas por Theodor Adorno?
Internet se me antoja que sería algo así como una amalgama de belleza subjetiva, ya que podría ser interpretado como un collage creado por infinidad de autores que no son conscientes del hecho artístico. Como ya preconizaba Walter Benjamín en su libro, La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, la tecnología y en concreto Internet han propiciado cambios evidentes en la sociedad, lo tecnológico traspasa el concepto de genio y de artista. Actualmente se realizan obras de ámbito colaborativo en las que cualquier persona desde su casa con un ratón a modo de pincel puede intervenir en proyectos artísticos de muy diversa índole sólo con tener acceso a Internet. Las consecuencias de la irrupción de la técnica en la producción artística aún están por calcular, muchos entenderán la difusión y estandarización de los productos artísticos como un hecho no ajeno a su comercialización.
Ajeno al concepto de originalidad, la difusión de obras y la proliferación de artistas (cantantes, pintores, literatos, etc) de efímera gloria es un hecho que se extiende con la rapidez de la bomba de NAPALM. Si desde el Renacimiento y puntualmente a partir del Romanticismo se realizaron numerosas máscaras funerarias, retratos y autorretratos de artista al traspasar la época de la postmodernidad nadie hablará de nosotros cuando estemos muertos. No existirán museos-homenaje a ningún artista ni ningún creador esperará la llegada de las musas.
Internet han propiciado cambios evidentes en la sociedad, lo tecnológico traspasa el concepto de genio y de artista. Actualmente se realizan obras de ámbito colaborativo en las que cualquier persona desde su casa con un ratón a modo de pincel puede intervenir en proyectos artísticos de muy diversa índole sólo con tener acceso a Internet. Las consecuencias de la irrupción de la técnica en la producción artística aún están por calcular, (...)