no abres tus piernas a horcajadas
no te penetro prieto y profundo
no envuelvo tu cuello entre mis manos
y presiono tu laringe con los pulgares casi
hasta la asfixia
no te abandonas ligera como una anciana
sabia y moribunda
tu coño pequeño se orienta
al sol sus labios
jugosos
bailan la vida
el cambio de marea
inunda mi polla
así me recibes
única
y distinta
penetrada
hasta la coronilla
me proteges de lo que
quedará en tierra
cristales de humo
aguas ardientes
todo tipo de frondas
y el aire
tupido de tiempo
que nos envilece