Recién vivido el infinitamente pequeño infinito del hallazgo, permaneció resonando el jadeo que vendría [el eco recuerda a la vez que anticipa], y reposamos en ese esqueleto de mar que es la arena o reloj roto. En silencio acudías allí- donde el exiguo parpadeo le cede su información a los astros; acaricié tu pecho toda la noche sin conseguir descifrarlo. Hasta que una roca empezó a destacar a lo lejos bajo la luz de su faro, y nos separamos [miré atrás para confundirte con la línea rota de la empalizada]. No podría precisar cómo pudimos colarnos en el argot de aquella noche, y ésta en el día que prologó a los otros días que son también todas y aquella noche, pero me ha llegado por el lenguaje impecable del eco que aunque le somos prescindibles al mundo, el pezón es un instante que lo resume [al mundo].[40]
De Creta Lateral Travelling (I Premio Café Mon), editorial La Bolsa de Pipas, 2004.
Próximamente se reeditará en el sello “La Noche Polar”.