Luke nº92 Enero 2008

Civilización, deseo y muerte: la erótica como exacerbación de la estética kantiana.

Adán, languideciendo en su destierro post-edénico, recibe un correo electrónico de su añorada Eva, quien, después de saberse el objeto de comidillas por las tabernas y casas públicas de medio occidente por haber alumbrado a dos retoños, el uno modelo de virtudes y el otro modelo de fratricidas, y sospechando que pudiera haber alguna conexión entre el asesinato de su primogénito y el hecho de haber descubierto su propia naturaleza sexual, trata de recuperar un paraíso imposible adentrándose en una tierra de nadie a la que llaman ciberespacio y en la que ni su mismo Dios tiene potestad ninguna. Esta es la respuesta que Eva recibe de Adán:

Fecha: Viernes, 28 Diciembre 2007 04:57:13 -0800 (PST)
De: "Adán"
Para: "Eva"
Asunto: RE:SEXOOOOOOOOOOOO

¿Y qué es lo que te hace suponer a ti que un cartelón tan pantagruélico iba a llamarme la atención? ¿No demuestras con ello ciertas ínfulas? ¿O es que presumías que iba a generarse toda una cadena de pensamientos subconscientes que me llevasen desde «Sexo» hasta el teclado del ordenador pasando por, qué sé yo, tu nombre, por ejemplo? Pues supusiste bien, hermosa, y tienes toda mi atención. Déjame, por un prurito de analista envejecido y sabedor de tu amistad con los listados, ensayar ahora la retahíla de hipotéticas conexiones:

(1) Eva me envía fotos porno; [“Pero los órficos dicen que la Noche de alas negras, diosa que inspiraba temor al propio Zeus, fue cortejada por el Viento y puso un huevo de plata en el vientre de la Oscuridad; y que Eros, al que algunos llaman Fanes, salió de ese huevo y puso el universo en movimiento. Eros poseía los dos sexos, tenía alas doradas, cuatro cabezas, a veces mugía como un toro o rugía como un león, y a veces siseaba como una serpiente o balaba como un carnero. […] Fanes creó la tierra, el cielo, el sol y la luna” (Robert Graves, Los mitos griegos, 2b)];

(2) Eva me envía fotos porno de ella misma; [“Otros sostienen que fue hijo de Afrodita y Hermes, o Afrodita y Ares, o incluso de Afrodita y su padre Zeus; o hijo nacido de Iris y el Viento del Oeste. Era un niño indómito que no demostraba ningún respeto por la edad ni el orden establecido, sino que volaba con sus alas doradas disparando al azar sus afiladas flechas o inflamando desenfrenadamente los corazones con sus terribles antorchas” (Robert Graves, Los mitos griegos, 15b)];

(3) Eva me envía fotos porno de ella misma con alguien más; [“La carne es del sexo femenino –Innana, Astarté, Melita, Cali, Venus–, y guarda un parentesco no aclarado con Eros, un vástago de Tierra y Caos que no es del todo encarnación. La naturaleza de éste parece más bien masculina, aunque ambigua, y lo que en su contrapartida femenina es inclinación a conocerse con otro él lo expresa como agitación de todo lo quieto, como movimiento constante.” (Antonio Escohotado, Rameras y esposas, 1)];

(4) Eva me envía fotos porno de ella misma con varios álguienes más; [“Las diversas sensaciones de agrado o desagrado, no se sustentan tanto en la disposición de las cosas externas que las suscitan, cuanto en el sentimiento de cada hombre para ser por ellas afectado de placer o desplacer. De ahí que algunos encuentren alegrías en lo que a otros les causa asco, la pasión enamorada que frecuentemente resulta un enigma para todo el mundo, o también la viva repugnancia que algunos sienten en aquello que para otros resulta del todo indiferente.” (Immanuel Kant: Observaciones acerca del sentimiento de lo bello y de lo sublime, Sección Primera, p. 207)];

(5) Eva ha mantenido contactos sexuales recientemente; [“… la afección de lo sublime es más poderosa que la de lo bello, sólo que la primera sin la alternancia o el acompañamiento de la segunda, fatiga y no puede disfrutarse por tanto tiempo. […] La amistad guarda en sí principalmente el carácter de lo sublime, pero el amor sexual el de lo bello.” (Immanuel Kant: Observaciones acerca del sentimiento de lo bello y de lo sublime, Sección Primera, p. 211)];

(6) Eva ha mantenido contactos sexuales en el momento de escribir su mensaje; [“Nada hay tan contrario a lo bello como lo repugnante, ni entre lo sublime nada cae más bajo que lo ridículo” (Immanuel Kant: Observaciones acerca del sentimiento de lo bello y de lo sublime, Sección Tercera, p. 233)];

(7) Eva mantiene contactos sexuales mientras estoy escribiendo esto que ahora lees; [“Para decidir si algo es bello o no, referimos la representación, no mediante el entendimiento al objeto para el conocimiento, sino, mediante la imaginación (unida quizá con el entendimiento), al sujeto y al sentimiento de placer o de dolor del mismo. El juicio de gusto no es, pues, un juicio de conocimiento; por lo tanto, no es lógico, sino estético, entendiendo por esto aquél cuya base determinante no puede ser más que subjetiva.” (Immanuel Kant, Crítica del Juicio, Primera Parte, Primera Sección, Primer Libro, Primer Momento, § 1)];

(8) Eva desea mantener contactos sexuales en cualquiera de las categorías desde la cinco a la siete, arriba indicadas; [“Agradable es aquello que place a los sentidos en la sensación. […] Ahora bien, que un juicio sobre un objeto, en el cual éste es por sí mismo declarado agradable, expresa un interés hacia el mismo, se colige claramente de que, mediante la sensación, se mantiene vivo mi deseo hacia objetos parecidos; […] De aquí que se diga de lo agradable, no sólo que place, sino que deleita. […] Agrado es goce. Si éste, pues, es sólo lo que importa, sería locura ser escrupuloso en lo que toca a los medios que nos lo proporcionan” (Immanuel Kant, Crítica del Juicio, Primera Parte, Primera Sección, Primer Libro, Primer Momento, § 3 y 4)];

(9) Eva desea mantener contactos sexuales pero no tiene con quién; [“En consideración a la cantidad lógica, todos los juicios de gusto son juicios individuales, pues como tengo que comparar el objeto inmediatamente con mi sentimiento de placer y dolor, y ello no mediante conceptos, aquellos juicios no pueden tener la cantidad de los juicios objetivos con validez común.” (Immanuel Kant, Crítica del Juicio, Primera Parte, Primera Sección, Primer Libro, Primer Momento, § 8)];

(10) Eva desea mantener contactos sexuales pero no tiene quien verdaderamente la complazca; [“Por ejemplo, la rosa que estoy mirando la declaro bella por medio de un juicio de gusto; en cambio, el juicio que resulta de la comparación de muchos individuales, a saber: las rosas, en general, son bellas, enúnciase ahora, no sólo como estético, sino como un juicio lógico fundado en uno estético. Ahora bien, el juicio: la rosa es (en el olor) agradable, es ciertamente estético e individual, pero no un juicio del gusto, sino de los sentidos.” (Immanuel Kant, Crítica del Juicio, Primera Parte, Primera Sección, Primer Libro, Primer Momento, § 8)];

(11) Eva desea mantener contactos sexuales con alguien que no sea su amante habitual; [“La Europa del Aufklärung acentúa quizá la dimensión de la vista en la economía política de los sentidos y relega doblemente el olor a las tinieblas haciendo pesar sobre él una capa de oscuridad igualándole, como sentido, al oscurantismo mismo. […] Puede decirse muy bien que un olor agradable provoca placer y un olor desagradable, sufrimiento.” (Dominique Laporte, Historia de la mierda, “Non olet”];

(12) Eva ya ha encontrado un(a) nuevo/a amante que le satisface tanto o más que su antiguo amante; [“Todo interés estropea el juicio de gusto y le quita su imparcialidad, sobre todo si no pone, como el interés de la razón, la finalidad delante del sentimiento de placer, sino que funda aquélla en éste. Y esto último ocurre siempre en los juicios estéticos sobre algo que hace gozar o sufrir. […] El gusto es siempre bárbaro, mientras necesita la mezcla con encantos y emociones para la satisfacción y hasta hace de éstas la medida de su aplauso” (Immanuel Kant, Crítica del Juicio, Primera Parte, Primera Sección, Primer Libro, Primer Momento, § 13)];

(13) Eva querría que su recién estrenado/a amante no revelase a nadie sus esporádicos episodios amatorios; [“El blanco tiene para el negro olor a cadáver. El negro tiene para el blanco olor y color de mierda. Este común reconocimiento sustenta su odio recíproco, odiándose uno al otro precisamente porque se devuelven la imagen de lo que cada uno esconde y se disimula a sí mismo y viendo, en esa obstinación del otro en arrancarse de la propia tierra […], la ciega arrogancia del que no sabe que debe morir. El que impone la civilización no puede dejar de creerse inmortal” (Dominique Laporte, Historia de la mierda, “La Cosa colonial”)];

(14) Eva querría que su recién estrenado/a amante no revelase a nadie sus habituales episodios amatorios; [“… cuando se proclama el placer en el dolor, aparentemente no se realiza con esa síntesis sino la operación, asaz trivial, de ampliación del campo del placer (ya que, en efecto, un dolor que da placer es ya sin más un placer y no un dolor), pero es que todo ello pasa, al respetar los nombres separados de placer y de dolor, sobre la conservación de la antítesis más fundamental del mundo: en efecto, al proclamar en la moral inmoral sadomasoquista bueno el dolor que da placer, se conserva la antítesis BIEN/MAL de la moral sin más sobre la que el Orden está montado” (Marqués de Sade, Instruir deleitando o Escuela de Amor, “Prólogo del Traductor” (A. García Calvo), XVIII, § 107)];

(15) Eva querría que su recién estrenado/a amante publicase a los cuatro vientos car(di)nales sus esporádicos/habituales episodios amatorios; [“Habrá que escribir, efectivamente, una historia de la mierda desde el punto de vista de sus efectos terapéuticos y complementarla con otra que trate esta materia bajo el único aspecto de la belleza que, en algunos tiempos, derramó sobre el rostro de las damas o sobre sus cabellos. […] Se trazan aquí extrañas correspondencias en que el excremento humano anima una sabia geografía de los cuerpos, localizando sus poderes alternativamente en sus antípodas (la cabeza) y en sus regiones fronterizas (el sexo), calmando lo que quema o haciendo desaparecer el ardor de las llagas purulentas en el vaivén de una armonía especular.” (Dominique Laporte, Historia de la mierda, “El maquillaje”)];

(16) Eva querría aprender nuevas técnicas amatorias, ya sea de un(a) nuevo/a amante, ya sea de un manual al caso; [“No obstante, si el uso de los placeres constituye un problema en la relación del individuo con su propio cuerpo y en cuanto a la definición de su régimen físico, la razón no radica simplemente en el hecho de que se sospeche que este uso pueda estar en el origen de ciertas enfermedades o que se teman las consecuencias sobre la prole” (Michel Foucault, Historia de la sexualidad, 2. El uso de los placeres, II. “Dietética”)];

(17) Eva quiere compartir sus nuevos hallazgos teóricos y/o prácticos en materia sexual, sea cual fuere su origen (manual, prensa, revista, experimentación directa, etc.); [“Dolmancé: Por la actitud en que me sitúo, mi verga, señora, está muy cerca de vuestras manos; dignaos meneármela, os lo ruego, en tanto que yo chupo este divino culo. Hundid más adentro vuestra lengua, señora; no os limitéis a chuparle el clítoris; haced penetrar esa lengua voluptuosa hasta la matriz: es la mejor manera de apresurar la eyaculación de su jodedura. // Eugenia (poniéndose rígida): ¡Ah, no puedo más, me muero! ¡No me abandonéis, amigos míos, estoy a punto de desvanecerme! (Descarga en medio de sus preceptores). // Madame de Saint-Ange: ¡Bueno, amiga mía! ¿cómo te sientes con el placer que te hemos dado? // Eugenia: ¡Estoy muerta, estoy deshecha… estoy aniquilada!” (Marqués de Sade, Instruir deleitando o Escuela de Amor, “Diálogo tercero”)];

(18) Eva querría preguntar algún detalle, tema, asunto o esquema acerca de la vida sexual de su contertulio/correspondiente; [“Pero los textos [griegos] dan testimonio de una inquietud que alcanza a esa misma actividad [el acto sexual], inquietud que gira alrededor de tres focos: la forma misma del acto, el costo que entraña y la muerte a la que está ligado. […] La reflexión médica y filosófica lo describe como amenazador, por su violencia, ante el control y el dominio que conviene ejercer sobre uno mismo; como minante, por el agotamiento que provoca, de la fuerza que el individuo debe conservar y mantener, y como marca de la mortalidad del individuo aun asegurando la supervivencia de la especie” (Michel Foucault, Historia de la sexualidad, 2. El uso de los placeres, II. “Dietética”)];

(19) Eva quiere olvidar todo lo relativo al sexo; [“La esencia del hombre se basó en la sexualidad –que es el origen y el principio– planteándole un problema cuya única salida es el enloquecimiento. // Este enloquecimiento aparece en la «pequeña muerte». ¿Podría yo vivir plenamente esta pequeña muerte sino como una anticipación de la muerte definitiva? // La violencia del placer espasmódico se halla en lo más hondo de mi corazón. Al mismo tiempo, esta violencia –me estremezco al decirlo– es el corazón de la muerte: ¡se abre en mí!” (Georges Bataille, Las lágrimas de Eros, “Prefacio del autor”)];

(20) Eva y el sexo son una misma cosa; [“Mis cinco sentidos no me pertenecen. Sólo existe una cosa propia, el deseo. Quisiera vivir por mi cuenta. // El placer es la cosa más difícil de imaginar del mundo. (¿Contra quién quiere luchar?). El deseo es probablemente todo lo que un hombre posee. Soy un hombre que intenta no morir.” (Jacques Rigaut, Agencia general del suicidio, “Todos los espejos llevan mi nombre”)];

(21) no existen ni el sexo ni Eva; [“Por un lado, el sexo se expresa cada vez más de manera paroxística; por el otro, los comportamientos cotidianos son poco desmedidos, poco transgresores, poco desbocados. Hipertrofia icónica del sexo, moderación libidinal de las masas: exceptuando algunas minorías, las lógicas del exceso siguen atrincheradas en el consumo exclusivo de imágenes y discursos. Desbocado en lo imaginario y lo simbólico, lo libidinal se autolimita, es «prudente» en lo real. Orgía de representaciones, orden regulado de las costumbres: de este modo, más allá de las promesas porno, prosigue el proceso de civilización de Eros.” (Gilles Lipovetsky, La felicidad paradójica. Ensayo sobre la sociedad de hiperconsumo, Cap. 8, “Dioniso: sociedad hedonista, sociedad antidionisíaca”)].

Literatura

Luis Ingelmo

Adán y Eva

(6) Eva ha mantenido contactos sexuales en el momento de escribir su mensaje; [“Nada hay tan contrario a lo bello como lo repugnante, ni entre lo sublime nada cae más bajo que lo ridículo” (Immanuel Kant: Observaciones acerca del sentimiento de lo bello y de lo sublime, Sección Tercera, p. 233)];