Hay quien se ve tan apurado que roba en casa del vecino. Quien no encuentra la manera de librarse de ese peso de conciencia. Silencio. Voz de alarma. Obsesiones. Una voz dice la fortuna y sus antojos anulan la respuesta.
Ha quien se ahoga entre velas y salones. Quien no siente el vacío hasta que un lo pone en la pista. Gente de dinero. Grandeza de las formas. Luces de palacio. Una voz dice que en el sucio apartamento la escena fue tan cruda que nadie salió intacto.
Hay quien viaja al extranjero por razones de trabajo. Quien piensa que su esposa se acuesta sin problemas. Horas muertas. Soledad. Un ser sencillo. Hay quien dice que el domingo más redondo destapó la confesión.
Hay quien se ve seguro en sus costumbres. Quien lidera una revuelta por que todo siga igual. El barrio tranquilo. Cada uno en su sitio. Todo estable. Una voz dice el suceso más trivial los puso en guardia de improviso.
Hay quien vive en la rutina. Quien debe descarriarse para ver. La esposa perfecta. Los niños mejores. El barrio más próspero. Una voz dice que aquel día renació.
Hay quien ve claro su futuro. Quien viene de buena familia. Un palacio desconchado. Salones y retretes. Manchas de humedad. Una voz dice cuando los últimos murieron habló con el contable.
Hay quien sufre como el barco embarrancado. Quien se rinde cuando el juego ha terminado. Un susurro que es abrigo. Una voz que pide amor. Una ciudad que no se apiada. Una voz sigue atrapada en sus cosas tan pequeñas.
Hay quien mira con nostalgia los círculos pintados. Quien vive apalancado con sus cortes a flequillo. Enanos en la pista. Acróbatas galácticos. Claras geometrías. Una voz dice las chicas de aquel cuento se perdieron en el mar.
Hay quien se pregunta por el final. Quien vuelca en la fortuna su mensaje. Un paseo. Una mirada. Cuatro manos. Una voz ruega al viento la fuerza que no tiene su cobarde corazón.
Hay quien está tan apurado que roba en casa del vecino. Quien no encuentra la manera de librarse de ese peso de conciencia. Silencio. Voz de alarma. Obsesiones. Una voz dice la fortuna y sus antojos anulan la respuesta.
Hay quien se ve seguro en sus costumbres. Quien lidera una revuelta por que todo siga igual. El barrio tranquilo. Cada uno en su sitio. Todo estable. Una voz dice el suceso más trivial los puso en guardia de improviso (...)