Hay quien vive al borde del pozo. Quien olvida en las calles dormidas. Un loco subido a los tejados. Un hombre abrazado a los balcones. Un cuerpo avanzando sin pecados. Una voz desafía a la razón porque sabe que el destino es el traidor.
Hay quien cierra los ojos para entender la verdad. Quien confunde su piel con el libro encendido. Unos labios azules. Un sueño muy largo. Una rosa que nace. Una voz dice las barreras del cuerpo las salta el caballo que galopa en el hombre.
Hay quien no se conforma con nada. Quien pide imposibles en los ojos del otro. Una ronca garganta. Unas manos que tiemblan. Un cuerpo que explota. Una voz dice la galaxia cabe en mi cabeza de acero.
Hay quien añora a su joven salvaje. Quien confiesa cansado su hastío de hiel. Los círculos sin centro. Las etapas de la vida. Las curvas mal cerradas. Una voz dice desde el fondo del miedo que por llenar el vacío no cambiará de carácter.
Hay quien llora el regreso como una sentencia de muerte. Quien rozó la demencia con sus yemas quemadas. Los cambios. La ira. El intento. Una voz dice todo marchaba y arruinó para siempre mi vida.
Hay quien sabe que el tiempo es el rival. Quien no cambia de apuesta por treinta monedas. No callar. No ceder. No cejar. Una voz grita con ira contra caras deformes.
Hay quien tuvo una casa. Quien buscó la orilla al borde del lago. Infancia y dolor. Lugares y olvido. Notas cansadas. Una voz dice que la foto sin fecha es la espina que muerde.
Hay quien pierde el sentido entre aeropuertos y viajes. Quien si ve una maleta se pone a llorar. El amor muere entre horas. El cuerpo se para en andenes. El paisaje se ahoga sin vida. Una voz escupe al destino mientras sueña con ella.
Hay quien camina donde sus ojos le llevan. Quien sabe que el agua reflejó la promesa. Una mirada al pasado. Un horizonte lejano. Un árbol desnudo. Una voz reprocha callada el orgullo siniestro.
Hay quien vive al borde del pozo. Quien olvida en las calles dormidas. Un loco subido a los tejados. Un hombre abrazado a los balcones. Un cuerpo avanzando sin pecados. Una voz desafía a la razón porque sabe que el destino es el traidor.