LUKE nº 89

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Opinión

Pez de tierra

Instituto Nacional

Angela Mallén

chica en la ventana

Lo siguiente es verídico:

Los decoradores interioristas ministeriales eligieron un esmalte acrílico lavable de color verde esperanza para recubrir las paredes del Instituto Nacional. ¿Alguien cree que esta elección fue tomada por deferencia y piedad hacia los administrados, o será para enmascarar los materiales usados en la construcción, que fueron previamente desechados por los parques temáticos y tecnológicos, los retos científicos y la macroeconomía?

Fue posible ajustar precios dándoles un aire posmoderno a las columnas de hormigón neoclásicas que soportan la techumbre de paneles precocinados lumínicos encargadas a un primo del cuñado de un delegado en paquetes de a diez, a precio de saldo.

El tema de las puertas se resolvió mediante tableros lacados a compresor en un color bonito, que esté bien, que no canse.

Las armariadas son de conglomerado satinado.

Por todas partes hay tablones de anuncios subrayados con rotulador verde fosforito (facilitan la lectura selectiva de la realidad).

Un PC sobre la mesa de cada funcionario de carrera (caballo ganador de oposición, con nivel preceptivo de lengua autóctona), exhibe en pantalla el enrejado del programa de Microsoft Office donde anidan los datos de los administrados.

Exhaustivos los impresos, apartadas de la realidad las leyes que se invocan en lenguaje incriminatorio y plateresco, acuciantes los plazos:

- Debe renovar en los días de renovación y acudir cuando sea previamente requerido. Si no lo hace así, perderá los derechos derivados y será sancionado.

Orejas de burro, regletazo, cara a la pared.

- En caso de ausencia del beneficiario, comuníquelo usted de inmediato o se extinguiría la prestación.

Palabra de resolución.

En la interminable cola relampaguean las miradas mancilladas de los jóvenes autómatas (hermanos de las turbas decimonónicas de la revolución industrial y de los parias mutantes del tercer mundo) que esperan un trabajo futurista. El alma electrizada del desempleado origina un chispazo heroico en la mirada, que apenas intimida al funcionario ejemplar de turno, cuyo contrato jamás será precario ni discontinuo -aunque su vida sea tediosa, su gesto plañidero y su sueldo inferior al índice de inflación-, para mostrarle quedamente el rastro de dignidad que el siglo de la comunicación y de los avances digitales no pudo arrebatarle.

_ Vuelve mañana. _Se le dice en un tuteo políticamente correcto. Diligentemente, de acuerdo con la legalidad vigente, te será tramitado tu expediente y quedará determinado tu futuro, según dicten los estrategas y los consejeros de las autoridades anónimas centrales, las autonómicas transferidas, las del limbo competencial o las pre/ex-(auto)determinadas.