Mientras el mundo se globaliza sin nombres ni apellidos, una sombra en el intermedio de Europa, juega a ser el sur y el oriente. Txuma Murugarren (Rentería, Guipúzcoa, 1964) vocea desde EuskalHerria con el surrealismo bohemio de los mejores gitanos balcánicos, pero también con las destrezas de los outsider de carretera, incluso con esos maestros del sombrero que siempre encuentran un sonido escondido. Prestó sus primeras inquietudes a Sasoi Ilunak, una de esas referencias del euskal-rock con señas de identidad. Y probó a jugar su ruleta particular, acústico, mestizo o programático, dejándonos un póquer de álbumes a cuál más envolvente. El último, "Marjinalia", es la excusa para abrir sus perfiles más humanos y analíticos. Porque su voz, siempre ronca delirante sobre los altavoces.
-Como dijo el cronista, ¿somos "yo y mis marjinaliak"?
Sí, es cierto. Somos todo lo que llevamos dentro aunque los demás solo vean una pequeña parte de nosotros. Somos personas complicadas, llenas de aciertos y errores, oscuros y brillantes. Todo esta dentro de los limites de nuestro cuerpo, nuestro universo de yoes.
-Has vuelto a arriesgar, creo que abres muchas puertas (y ventanas) sonoras/textuales. Pero ¿hay alguna inquietud de fusión entre las diversas inquietudes?
El riesgo es necesario si quieres seguir vivo. Me gusta indagar y descubrir nuevos territorios sonoros y como no, me gusta fusionar todo lo que me emociona.
-Tu poesía es rotunda, más ética que estética, cada letra tiene su forma, bien diferenciada. Has utilizado tres poemas ajenos...
Creo que llamar poesía a mis textos es un halago. No veo en ellas más que textos pensados para ser musicados, con más o menos acierto. De todos modos es cierto que es un aspecto muy cuidado en mis trabajos, es donde se encuentra la verdadera emoción de las canciones. He decidido musicar los poemas de Angel Erro y de Xabi Borda porque precisamente me emocionan, hacen que me recueste en el lánguido sofá del sentir.
-Las presuntas influencias pop-rockeras de tus anteriores trabajos (incluso en Sasoi Ilunak) se escuchan en "Bianka" y poco más. Eres un gran oyente, acércanos tu discografia.
Escucho música continuamente y me gusta descubrir nuevas cosas. Me trago la prensa especializada y los programas de radio que arriesgan y presentan cosas fuera de lo usual. Entre las cosas que estoy escuchando últimamente hay propuestas tan dispares como Lila Downs, Her Space Holiday o The Magic Numbers pasando por Sagarroi y mezclado con Javier Muguruza y Rafa Rueda.
-Sigo afirmando que eres nuestro Tom Waits. Las fronteras sirven para crear espaldas mojadas y para que tengamos tiempo para matarlos. Hablanos de las fronteras de la cultura musical.
La cultura musical es un amplio terreno en el que no hace falta visado, solo ganas de encontrar nuevos paisajes. Es un mundo libre, de los pocos que nos quedan, poblado de emociones. Ni las multinacionales ni las radio formulas han podido con ella. Es verdad que hay mucha gente que no quiere conocer nada nuevo, que se conforma con lo conocido, como verdaderos autistas culturales, pero casi es mejor asi, cada vez me gustan menos las aglomeraciones y eso hace que el espacio musical siga siendo cómodo, puedas entrar en el y no tener problemas para aparcar o para pedir una copa mientras disfrutas de uno de los millones de discos perfectos que existen.
-¿Eres un tío del siglo XXI?
Soy una persona de mi tiempo, y estamos en el siglo XXI. No he querido perderme lo que pasa, siento la necesidad de comprobar que la sorpresa es infinita.
-Y una pequeña curiosidad, ¿por qué has colocado al final la mejor canción del álbum, "Autoak Goizaldean"?
Porque era su sitio en esos devaneos subjetivos e improductivos que hacemos los músicos para ordenar las canciones del nuevo disco. No eres el primero que me lo dice, pero no estoy de acuerdo con vosotros.