Usar la primera persona en una novela o relato, ayuda a identificarse con el personaje, de manera que nos resulta con el paso de las páginas tan familiar que hasta nos sentimos tentados a invitarle a cenar o a llamarle por teléfono. Maria Tena, "joven" escritora madrileña, aborda en esta su segunda novela, Todavía tú, la historia de un triunfador que se habrá de enfrentar a sus fantasmas más deseados pero también más perversos, encarnados en forma de mujer de nombre Marina. Arquitecto de éxito internacional y residente en Boston, conocerá a Marina en un Congreso en Madrid,, joven y ambiciosa, con quien iniciara su particular bajada a los infiernos y recordara esos amores de juventud y adolescencia que nunca deberían caer en el olvido. Las equivocaciones también forman parte de los hallazgos, dice en un momento dado rememorando una conferencia pronunciada en Toledo y ajustándola a su propia realidad. Porque la suya no es sólo la que esta viviendo, también lo es la que esta recordando instante tras instante gracias a la relación que establece con Marina, su otra Inés, su amor de juventud, y también con todas aquellas mujeres que creyó amar. Pero la realidad es demasiado tozuda y suele a menudo presentarse de una forma cruel. Y a la luz de los edificios que creó o creyó crear. Descubrirá que la memoria no siempre representa lo que vivió, sino lo que quiso vivir. Porque todos tenemos una Inés a quien olvidar y una Marina a quien desear.
Luís García.- ¿Qué es Todavía tú? Es decir, a veces parece una novela de sentimientos, a veces un tratado de arquitectura, y a veces esa novela que todos siempre quisimos leer porque nos trae demasiados recuerdos de nuestra adolescencia...
María Tena.- Todavía tú es una novela sobre la memoria. Trata sobre los recuerdos indestructibles y los primeros amores que quedaron grabados en ese sitio secreto del corazón que llevamos a cuestas el resto de nuestras vidas. Pero también es una novela sobre la memoria de lo que no sucedió. La memoria de los sueños que no se cumplieron, de los deseos que nunca realizamos. En mi protagonista están todas esas marcas que el tiempo le ha dejado. Cicatrices imborrables y a la vez queridas.
L.G.- Revivir el pasado para redibujar el futuro, es el tema principal de la novela.... ¿Cómo nació? ¿Cuál fue su génesis?
M.T. - La génesis fue una historia personal que ha permanecido muchos años después de que la persona con la que la compartí haya desaparecido de mi vida. Cuando a veces me encuentro con ese hombre nuestros recuerdos sobre aquel amor son distintos. Y me he preguntado muchas veces si de verdad hubo algo entre nosotros. Pero nunca he podido olvidar lo que quizá soñé o inventé.
L.G.- En cierto modo, coincido contigo en que todos tenemos una Inés escondida en nuestros corazones, que sólo tenemos un único amor en nuestra vida, y que éste suele coincidir con ese periodo en el que nos acercamos a la vida con desenvoltura....
M.T. - Quizá de lo que todavía estamos enamorados es de aquella edad dorada en la que éramos libres y jóvenes. En la que aún no teníamos tantas heridas y las ilusiones estaban intactas. Cuando eso se personaliza en una persona es muy difícil de olvidar.
L.G.- ¿Como perfilaste los personajes de la novela, sobretodo los mas huidizos? Personalmente el de Inés me parece que tiene una fuerza arrolladora...
M.T. - Trabajé mucho el personaje principal porque es también el narrador de la historia. Los demás personajes son tanto creaciones mías como de ese narrador y de ese arquitecto que recuerda. Lo que más me interesó fue ponerme en esa mirada masculina y, a través de él, pensar en todas esas mujeres a las que quiso o que le gustaron. De Inés sólo sabemos lo que él siente por ella. Ese enamoramiento de un mundo al que no puede acceder. En el personaje de la madre quería encarnar el peso del amor sin condiciones pero también el único calor que recibe de pequeño este personaje que está rodeado de tantos huecos y tantas esperanzas frustradas. El personaje del padre existe pero no se le ve a no ser que se lea la novela entre líneas. Y Sara es ese tipo de mujer temperamental y sensual que siempre he envidiado.
L.G.- ¿Crees posible reinventar el pasado tal y como hace -o intenta- hacer el protagonista?
M.T. - Al seleccionar los recuerdos ya nos estamos reinventando el pasado. A veces incluso nos mentimos deliberadamente sobre algunos hechos que preferimos adornar, manipular o sencillamente olvidar. Por eso las buenas autobiografías tienen mucho de ficción. Como dice Luis Landero, "la vida también novela".
L.G.- Todavía, tú, es una novela sobre la memoria, pero ¿no lo es a su manera sobre la impostura?
M.T. - No estoy segura de que mi protagonista sea un impostor. Tiene otros defectos pero no ése. Al revés, creo que mi arquitecto es una víctima de sus recuerdos. Intenta huir de un tipo de mujeres, trata de borrar su pasado pero, como en las tragedias clásicas su destino le espera.
L.G.- Y es una novela muy visual.... ¿La veremos en cine algún día?
M.T. - Este verano un productor muy conocido me dijo lo mismo. Pero por ahora no hay ningún proyecto concreto. Si alguien se animase a hacer una película con mi novela trataría de convencerle de que traicionase mi texto y, a partir de mi historia, hiciera algo que no fuese exactamente lo mismo. Pero no hay prisa.
L.G.- La arquitectura es un condimento que hay que mezclar con la naturaleza (Pág. 86). ¿Qué le debes a la arquitectura? Es decir, no se pueden negar ciertas influencias, que mas parecen de un conocimiento previo que de una labor de campo, de documentación...
M.T. - Tengo muchos amigos arquitectos y he aprendido a oírles hablar de sus proyectos. Lo que me seduce de su oficio es esa mezcla de técnica y creación. Siempre he creído que escribir una buena novela se parece mucho a dibujar una casa y construirla. Y hay muchas más relaciones entre literatura y arquitectura sobre las que se podría escribir un libro. O una novela.
L.G.- Me han llamado la atención en tu última novela, los agradecimientos a Luís Landero y Juan Marse.... ¿Qué le debe Maria Tena a cada uno de ellos?
M.T. - Luis Landero es mi maestro. Por lo que escribe pero también por la honestidad y la entrega con las que vive y ejerce su vocación de escritor. Desde que le conocí me dieron ganas de tomarme la escritura con esa pasión. Me la contagió. Marsé es otro de los cuatro o cinco novelistas españoles vivos a los que admiro y que, por cierto, no están en la Academia. "Últimas tardes con Teresa" me emocionó por ese deseo lacerante del protagonista de convertirse en otro. Muchas veces he sentido lo mismo cuando me he enamorado.
L.G.- ¿Qué nos depararas en el futuro?
M.T. - Estoy merodeando alrededor de un tema familiar que no sé si convertirá en novela. También reviso una novela casi terminada sobre el dolor que publicaré próximamente.