Zabala Aguirre, José Ramón (coord.)
Non zeuden emakumeak? La mujer vasca en el exilio de 1936
Ed. Saturrarán, Donostia, 2007, pp. 575.
Durante estos días en los que tanto se habla en los medios de comunicación de la Ley de Memoria Histórica, ley que como se sabe intenta restituir y ampliar los derechos de aquellos que sufrieron las nefastas consecuencias de la Guerra Civil y la represión de la Dictadura franquista, acaba de publicarse el libro Non Zeuden emakumea? La mujer vasca en el exilio de 1936, que tiene precisamente como objetivo fundamental hacer justicia, mediante el recuerdo, a esas cientos de mujeres que padecieron en silencio el desgarro del exilio en el País Vasco. Porque, como señala José Ramón Zabala, coordinador de la obra, muy escasos son los nombres femeninos que aparecen citados en los estudios exílicos en general y vascos en particular. Salvo algunas referencias más o menos recurrentes a personajes como Dolores Ibarruri, Ernestina de Champourcin o Maria Luisa Elío, poco se ha dicho de otras mujeres (profesoras, juristas, traductoras, periodistas, activistas políticas, etc.) que desempeñaron un papel relevante en esos años de desconcierto y diáspora. Desde el punto de vista intelectual y cultural "¿ellas no hicieron nada?". Esta es la pregunta a la que se trata de dar respuesta.
El libro tiene su origen o punto de partida en el Congreso que sobre el tema organizó la Asociación para el Estudio de los Exilios Vascos (Hamaika Bide) allá por diciembre del 2005. Tras dos años de paciente elaboración, ven ahora la luz estas Actas que recogen, no sólo las conferencias y ponencias de los profesores y estudiosos que se reunieron en la Biblioteca Municipal de Donostia para presentar y discutir sus hallazgos, sino también otros materiales y testimonios de indudable valor histórico que ayudan, sin duda, a fijar una fotografía de las experiencias femeninas del exilio mucho más ajustada a la realidad, a lo que debió de acontecer.
El trabajo se divide en cuatro extensos apartados que contienen cerca de 30 aportaciones. En el primero de ellos, "Non zeuden?" - "¿Dónde estaban?", encontramos cinco artículos de carácter general en los que, entre distintas cuestiones que sirven para enmarcar el contenido del libro, se abordan temas - no voy a mencionarlos todos- como el de las peculiaridades de la vivencia femenina del exilio, frente a la de los hombres, o el papel de las mujeres en el bertsolarismo, género éste acusadamente masculino hasta hace relativamente poco tiempo. Este primer bloque se cierra con una breve relación de nombres y notas biográficas (cerca de un centenar) de mujeres nacionalistas, socialistas, comunistas, etc., unas conocidas, otras prácticamente anónimas, que, aun viviendo en la sombra y sin estridencias, han sabido dejar a todos un ejemplo de coherencia de vida y de superación.
La segunda parte, "Testigantazk", es quizás la más emotiva y sobrecogedora del libro. A lo largo sus páginas, el lector va sumergiéndose en la intrahistoria relatada por sus verdaderos protagonistas: padres, hijos e incluso nietos del exilio. Son, por ejemplo, los casos de Pepita Altuna, donostiarra que en 1937 acompañó a los niños evacuados a la Unión Soviética; los recuerdos de Marina Ruiz sobre su madre Cecilia García de Guilarte, viéndola teclear su Olivetti portátil o tejer calcetines para toda la familia; los de Beatriz, nieta e hija de dramaturgos, nieta de Carlos Arniches e hija de Eduardo Ugarte; el testimonio de la bibliotecaria y escritora Arantzazu Amezaga Iribarren; o el escrito en francés por el escritor navarro Manuel García Sesma, titulado "Perseo", en el que aparecen multitud de detalles de la vida cotidiana de exiliadas vascas republicanas en el país vecino. Todos estos relatos, francamente conmovedores, dan fe de las vicisitudes por las que tuvieron que pasar las familias que no comulgaban con el nuevo régimen establecido tras la guerra civil: la angustia de los momentos previos al destierro, las dificultades de integración en el país de acogida, etc.
La tercera parte, quizás la más estrictamente académica, se configura en base a doce monografías dedicadas a Ernestina de Champourcin, Julia Álvarez, Balendiñe Albizu, Polixene Trabudua, Emiliana de Zubeldia, Pilar de Zubiaurre, María de Maeztu, Dolores Salís, Sorne Unzueta, Vicenta Llorente, Katariñe Eleizegi y Carmen Eixarch. De algunas de ellas es la primera vez que se habla de forma tan extensa a la vez que particular.
Y por último, el cuarto bloque de trabajos, se dedica de forma íntegra a la vizcaína Aurora Arnaiz, luchadora pertinaz, poetisa, ensayista, además de Catedrática de Derecho, a la que precisamente se le tributó un homenaje durante las jornadas del Congreso. Aurora Arnaiz, hija de un líder sindical socialista, perteneciente ella también al comité ejecutivo de las Juventudes Socialistas, participó activamente en la guerra civil en labores de organización de la resistencia. Su exilio la llevó a Francia, Santo Domingo, Cuba y México, país este donde finalmente se estableció y rehizo su vida.
Es de justicia, pues, dejar constancia de la labor de todas estas mujeres que, con su ímpetu, inteligencia y capacidad de superación, supieron hacer frente a una época especialmente dramática. Su legado es absolutamente necesario. Por eso, mi reconocimiento desde estas líneas al esfuerzo y buen hacer de la Asociación Hamaika Bide, y muy en especial a José Ramón Zabala por su constante e incansable trabajo de recuperación y reconocimiento de la memoria histórica. A ver si poco a poco, a estas mujeres, como dice la profesora de la Universidad de Deusto Mertxe Acillona "acalladas doblemente: por ser mujeres y por ser exiliadas", se les restituye la voz.