LUKE nº 83

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COMIC: Ralf, rey

Ricardo Triviño

Con la mano izquierda, El hombre nuevo y La noche más loca, de Ralf König. Ed. La Cúpula.

El hombre nuevo

¿Qué narices es el "arte homosexual"? Todavía no he oído etiquetar como heterosexual la obra de Marjane Satrapi o de Charles Burns. A decir verdad, hasta la nueva moda de la "novela gráfica", ni siquiera como "arte". En la historieta introductoria de Bracitos de gitano, un caricaturizado Ralf König se escandaliza ante la pregunta de un reportero que lo considera gay por el hecho de dibujar "cómics homosexuales". En seguida, König llama a su mujer para que dé cuenta de ello, pero ésta no puede venir porque está amamantando al niño. Ruborizado, increpa al entrevistador: "¡¿Acaso tengo yo aspecto de maricón?! ¿Eh? ¿Tengo yo aspecto de maricón?".

Así es el humor de uno de los más lúcidos autores actuales. Retratista de las relaciones personales, con un reparto de personajes masculinos que van reapareciendo a lo largo de su obra, König analiza tanto problemas de amor, soledad o rechazo social como la propensión innata del ser humano al ridículo. Su obra va desde la cotidianidad plasmada en clave de comedia de Huevos de Toro o en tono más melancólico de Beach Boys, hasta la narración con toques fantásticos de ¡Oh, genio!, pasando por adaptaciones libres de textos como el Otelo de Shakespeare o su genial coqueteo con la autobiografía en Con la mano izquierda, demostrando trabajo tras trabajo sus dotes narrativas y su capacidad de renovación.

Después de alcanzar el éxito gracias a la trama policíaca de El condón asesino y el relato de ambigüedades de El hombre nuevo (ambos, junto con su Lisístrata, llevados al cine), y tras ser reconocido con el premio Max&Moritz en 1992, König ha podido dedicarse a vivir exclusivamente de sus tebeos. Su obra se ha dividido entre las historias dirigidas a un sector más amplio, donde el sexo explícito está velado, que no vetado, pues no firma ningún contrato hasta tener el volumen acabado, y las dedicadas a otro con mayor libertad narrativa, donde se puede disfrutar tanto de una profusa eyaculación en plena cara como de la comida del culo peludo de un albañil andaluz. Puede que como mofa de estas restricciones realizara Corazones calientes, un tomo donde se mezclan historietas de cariz más sentimental con poemas y escritos bastante más sexuales, evidenciando que mostrar un pene no es lo mismo que escribir "un pene".

Su obra también ha sido testigo crítico de la aparición del sida y de sus consecuencias en el colectivo homosexual. La noche más loca o Super Paradise son intentos de reflejar la dicotomía entre sexo seguro y sexo sin condón, previsión frente a arrebato, que la enfermedad trajo consigo. A pesar de declarar en Con la mano izquierda sus dudas acerca de la validez del cómic para tratar el tema, lo cierto es que las asociaciones gays han utilizado sus dibujos en campañas de prevención. Por otro lado, König ha sufrido críticas por su presunta misoginia, para las que hay razones de peso. Su mundo, sin duda, tiene algo de maniqueo. Mientras que los heteros están representados por viejos matrimonios de cabeza cuadrada, hombres explosivos que no saben que tienen que salir del armario y mujeres preñadas, amargadas o feas, los homosexuales, aunque locas, necios o egoístas, son cultos y de mentalidad abierta. König trata el colectivo heterosexual conforme a unos estereotipos, a unas etiquetas, y eso fastidia. Tal vez a negros, chicanos, gays, lesbianas, musulmanes o judíos también les moleste, ¿no?