Arte
"Alfonso Gortázar. In albis"
Artium (Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo. Vitoria-Gasteiz)
Primera gran exposición de una de las principales figuras de la pintura vasca actual y un destacado representante de la figuración española
Alfonso Gortázar. In albis
Sala Este Baja, desde el 1 de febrero hasta el 10 de junio de 2007
Producción: ARTIUM, Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo (Vitoria-Gasteiz)
Comisariado: ARTIUM de Álava
Área de documentación: documentación complementaria sobre el artista
Catálogo de la exposición, con textos de Juan Manuel Bonet y Galder Reguera
Actividades: conferencia de Alfonso Gortázar, jueves 1 de febrero, 20.00 horas
Más información sobre Alfonso Gortázar: www.artium.org/coleccion_catalogo.html
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ARTIUM, Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo, presenta la exposición "Afonso Gortázar. In albis", primera gran exposición en un museo de una de las principales figuras de la pintura vasca actual y al mismo tiempo uno de los mas indiscutibles representantes de la figuración. El título de la exposición hace referencia a la presencia continua de lienzos en blanco en las pinturas de Alfonso Gortázar (Bilbao, 1955), en especial desde mediados de los 90, ante los que en muchas ocasiones el pintor es retratado (o autorretratado) en pose reflexiva, aparentemente "in albis". La exposición contiene una treintena de obras pertenecientes a la última década, mayoritariamente realizadas en los dos últimos años, con varias piezas realizadas específicamente para su exhibición en ARTIUM. Un lienzo en blanco y una selección de collages completan la muestra. "Alfonso Gortázar. In albis" es una producción de ARTIUM.
El interés de ARTIUM en el trabajo de Alfonso Gortázar no es nuevo, puesto que está presente en la Colección con tres obras, tres lienzos de grandes dimensiones fechados en 1983, 88 y 2001. Profesor de Pintura en la Facultad de Bellas Artes de la UPV, Gortázar posee una trayectoria sólida pero quizás no suficientemente valorada hasta la fecha. Aunque comenzó trabajando en una variante del pop en la que combinaba una cuidada atención a cuestiones formales y compositivas con la expresividad de brochazos aparentemente improvisados, pronto orientó sus obras hacia otro tipo de figuración en el que la pintura recupera la profundidad y el impulso narrativo.
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Desde mediados de los 80 Alfonso Gortázar mantiene una trayectoria artística claramente reconocible, en la que pueden encontrarse tanto referencias perfectamente actualizadas a la tradición vasca de Arteta y Zubiaurre como conexiones con algunos nombres del impresionismo y otras referencias de las vanguardias como Matisse. Gortázar reivindica el color y la composición en sus pinturas, en los que el paisaje, las construcciones precarias (chabolas, tiendas de campaña) y los personajes, muchas veces autorretratados, son elementos esenciales.
El pintor renuncia explícitamente a cualquier interpretación sobre las escenas que pinta. Galder Reguera relata en el catálogo de la exposición una anécdota contada por el propio Gortázar, según la cual en el proceso de pintura de determinado cuadro una de las figuras extendía un brazo de una manera un tanto artificial, como si sostuviera algo, aunque no llevaba nada en la mano. Durante varios días buscó un objeto apropiado para el gesto del personaje y finalmente se decidió por un martillo. Desde entonces, numerosos críticos y espectadores han interpretado en la obra un discurso político de izquierdas, "cosa que no hubiera pasado si hubiera puesto en la mano del personaje un pepino".
Relación crítica
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Hay un momento clave en la carrera artística de Gortázar que marca sin duda un cambio en el contenido de sus obras. Durante un período de cuatro años, a principios de los 90, Gortázar deja de exponer por estar, según sus propias palabras, "cansado del mundo del arte, del arte como institución". Tras ese período de crisis creativa, asumido sin ningún tipo de dramatismo por el autor, el tema de sus obras hasta la fecha, el mundo a través de la representación de los paisajes y los personajes, pasa a ser la propia pintura, el pintor y cómo se enfrenta a su obra. Gortázar mantiene desde entonces una relación crítica con el arte.
Siguen estando presentes el color, el paisaje, las figuras y las chabolas, pero ahora ocupa un espacio compositivamente destacado el lienzo en blanco, metáfora de una duda sistemática al enfrentarse a la pintura, a qué y por qué pintar. Pintores con rostros un tanto inexpresivos se enfrentan a un lienzo en blanco ante un paisaje lleno de color y formas, "todo un mundo que pintar, de coloridos paisajes, montañas, plantas y cielos", como indica asimismo Galder Reguera. Quizás, como Gortázar en aquel "vacío creativo", se encuentran "in albis".
"Alfonso Gortázar. In albis" presenta una treintena de obras del artista bilbaíno realizadas en su mayor parte en la última década, precisamente la que sigue a los cuatro años que dejó de pintar. Las construcciones precarias, levantadas en el interior de su estudio o ante paisajes abiertos, el color, las figuras, tienen una importante presencia en estas obras, cuya clave son, sin embargo, los lienzos en blanco y su relación con el paisaje lleno de color y con los personajes, aparentemente también "en blanco" ante ellos. Una selección de "collages", para los que Gortázar toma prestadas obras de arte, estructuras arquitectónicas y mobiliario doméstico, entre otras cosas, aporta un lenguaje distinto, aunque siguen presentes, en algunos casos, los lienzos en blanco y el aparente "horror vacui" que domina muchas obras de mayor formato.
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En los extremos de la selección de obras se encuentran, por un lado, una pintura fechada en 1982 ("El estudio invadido"), en la que quizás anecdóticamente aparece por vez primera la imagen de un lienzo sin pintura, y por otro un cuadro completamente blanco, como si Gortázar anunciase que, a pesar de haber reunido tantos trabajos para esta exposición, al día siguiente seguirá manteniendo la misma duda sistemática sobre el trabajo del pintor.