Siempre he pensado que vivimos inmersos en un espejismo, en una realidad óptica que aspira a ser la variante pedestre - ¡sin abusar!- de Second Life. Y lo pensaba mucho antes de que una funcionaria polaca ordenase a un grupo de psicólogos del país la investigación de unos personajes tan sospechosos de conspiración como los Teletubbies, que promueven, según parece, un "estilo de vida homosexual". Como los polacos son muy suyos, pretendían evitar que la televisión estatal amamantase visualmente a unos niños, por definición tiernos y sensibles, que pasarían a ser, a golpe de Tinky Winky, unos moñas descafeinados, la vergüenza del país de la huelga y el sindicato. Vamos, como si los pobres engendros de colorines tuvieran el poder y la oscura intención de convertir Polonia en el San Francisco del este. Una, que algo entiende de sarasas, les ve más parecidos a los Action Man o a los G- Joe, por no hablar de algunos peluqueros televisivos, fornidos novios de famosas o tíos estupendos (gays declarados) a los que nunca he visto perder aceite y que se ponen enfermos con las chuminadas y cucamonas de Paco Clavel. No hay color.
Que Tinky Winky - a pesar de su peculiar pijama púrpura, su bolso de diseño y la percha en la cabeza- sea la réplica de Boris Izaguirre me parece una hipótesis descabellada, por más que al amigo Boris le guste dar el cante con sus extravagancias. T.W, a pesar de la mariconera, no es más locaza que Dipsy o Poo, y tampoco es más moña que un torero, llegado el caso, que también se viste de luces, se encasqueta un gorro rarísimo y va por la vida marcando paquete. No sé; a mí eso de los Teletubies, puestos a flipar, me parecía más una incitación al uso de psicotrópicos, rollito mescalina o LSD.... ya sabéis, ver soles con cara de bebé, hacer cabriolas por una pradera hiperverde, pedir abrazos a todas horas... Un episodio de telebichos y ya me parecía estar campando por Woodstock. Pero, como digo, puestos a flipar. Y tirando de flipe, también deberían investigar a Leoncio el León (menudo rollito raro que tiene con Tristón) a Yogui (para mí que se lo monta con Bubu) a Robin y Batman (esa malla tiene delito) y a Epi y Blas, famosos por sus surrealistas conversaciones de almohada y por hacer gala de una complicidad que ni los Roper. Menos mal que en Polonia están al loro y se pasan por el forro de la Constitución la condena a la homofobia. Menos mal que aún hay gente sensata en el mundo que no se deja pervertir y que, además, disfruta recortando las "sucias perversiones" de los demás.