LUKE nº 87

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Literatura

Paseos desde Praga

Viola Fischerová o el ascetismo de la lírica

elena buixaderas

Viola Fischerová

El caso de Viola Fischerová es único en la poesía checa. No sólo por la extensión e intensidad de su poesía, sino por su despertar tan tardío y a la vez tan fecundo. Su destino vital ha sido extraordinario, y su riqueza inspirativa, debida a sus experiencias a veces traumáticas y a su relación con personalidades de la cultura y el arte checo, es envidiable

Viola Fischerová (Brno, 1935) perteneció al llamado "grupo del treintaiséis", un grupo de estudiantes escritores fundado por Václav Hável y Jirí Kubena, que tenían en común el asistir al mismo gymnasium y que se reunían para leer sus creaciones y discutir de literatura. Entre ellos se encontraban, además, Josef Topol, Vera Linhartová o Pavel Svanda, grandes figuras de la literatura checa contemporánea. En ese grupo unos a otros se potenciaban en su creatividad, comentaban textos y, a la vez, creaban un aire de disidencia política que flotaba en el ambiente literario. En esta fecunda atmósfera, en 1957, Viola Fischerová escribió su primer poemario, Propadání (La caída). El entonces editor Jan Grossmann no se atrevió a publicarlo por motivos políticos y problemas de censura. Es posible que esto, junto a un complejo sólo superado muchos años después, hiciera que Viola dejara de escribir para dedicarse a ser fuente de inspiración y de apoyo para otros escritores. La sombra de la entonces musa de la literatura checa, Vera Linhartová, era demasiado imponente para la joven poeta que decidió que no tenía nada que decir y enmudeció literariamente para dedicarse a traducir poesía polaca durante los años sesenta. En 1968, tras la invasión soviética, se exilió a Suiza junto a su primer marido Pavel Buksa (el escritor Karel Michal), donde se dedicó al estudio y a la enseñanza. La tranquila vida que llevaba en Basilea, se vio truncada repentinamente por el suicidio de su marido en 1984. Esta experiencia traumática dejó en la autora un poso que aún tardó en germinar literariamente y tomar la forma de su primer libro "Poemas fúnebres para Pavel Buksa".

Desde entonces Viola Fischerová ha publicado numerosos poemarios cuyas temáticas resultan ser variaciones sobre un mismo tema existencial: amor-soledad-vida-muerte. Viola escribe sobre asuntos fundamentales en el ser humano: la vida, la muerte, la vejez, el recuerdo de personas a las que se amó, el recuerdo de amores que se vivieron, la presencia de nuevas emociones incluso en la ancianidad, los animales, la naturaleza. Algunos de sus versos esconden refinadas protestas ante la injusticia, ante las secuelas de la guerra. Su perspectiva poética es la de la temporalidad, sabe que estamos aquí de paso, y esa constante se hace presente a lo largo de toda su obra.

El estilo de Viola Fischerová es sencillo, libre de todo lo superficial y accesorio. Su poesía minimalista y ascética está formada por versos emotivos e intimistas, con ellos investiga y experimenta la vejez, la muerte, el final de las cosas; pero también la infancia y el recuerdo. Sus versos son lacónicos, directos, sin figuras retóricas superfluas, simplemente metáforas destiladas de lo accesorio. Su poesía es filosófica, metafísica, mística, sin ostentación. Sus instrumentos líricos son la simplicidad y crudeza de las imágenes. Nada en su poesía está de más, incluso el paisaje ejerce su función, no es un simple decorado. Porque el universo de Viola Fischerová está compuesto de diversos niveles, los seres amados, los animales (perros, gatos, caballos), la naturaleza (en especial los árboles), y cada uno de ellos se complementa. Según sus propias palabras, sus libros son como los anillos de un árbol, su poética es siempre la misma, en realidad es como si escribiera un único libro que presenta algo diferente en cada anillo, en cada capa que se ensancha el ser humano durante la vida y el crecimiento, un crecimiento que, según ella, es hacia arriba, hacia algo superior, y a la vez hacia dentro, hacia el interior de uno mismo.