LA GARRA, EL RUGIDO
No se hagan huellas donde van a ser borradas.
El paso es indeleble y azaroso.
Un solo pie, pisa
y luego su movimiento se borra.
Una raya en el agua
es una línea en el cielo.
No se hagan huellas
donde van a extirparse sueños.
La garra y el rugido nacen juntos
¿Y quién borra una cicatriz, si no?
No deben calzarse los rasguños
ni la rapiña, ni una afiebrada marca.
¿Se han visto, acaso, huellas en la luz?
¿Balanceos imperfectamente equitativos?
No se hagan trazos sobre un muro
porque alguien de brocha afilada
los pinta,
los ciega,
o los corta.
Un hombre escribe sentado sobre sí,
aparecen ángeles
y/o dientes mordiendo un labio.
Un hombre escribe bajo el catártico efecto de una cerveza germana,
y/o miente
y/o sangra,
luego de morderse el labio.
Un hombre que escribe ve pasar los mustios tranvías,
las vitrinas de porcelana,
los tristes pasos de un anciano...
y/o se conmueve
y/o bebe más aún
y/o sangra del alma.
Un hombre escribe sentado sobre sí y para sí,
hasta que la pluma se agota, la maldice,
da tres tacazos al piso,
y/o termina de escribir su poema
y/o llama a la camarera eslava
y/o concluye con su sangre.
Un hombre escribe, mientras su cigarrillo se esfuma en el aire
y/o luego el labio es sangre
y/o baba
y/o dolor.
Un hombre escribe y suda o escribe y sangra,
y luego se estira,
aunque por el labio corre bilis
y/o rabia
y/o tantas tristes tardes
Prohibición:
No tapar el sol con un dedo
pues se estipula que debe ser cubierto
apenas con la uña.
Preguntarse:
¿Cuándo has alumbrado acá, sol?
¿Cuándo lanzaste apenas un rayo o un haz de luz, sol?
¿A quiénes entibias y a quienes enfrías, sol?
Se sugiere:
Mofarse de los libros de autoayuda,
de las seudoterapias y
de los consejos fáciles.
Escupir sobre la flores
y orinar en la primavera toda
y en sus colores,
noquear las sonrisas demoníacas
y gentilmente horrorosas de los vendedores.
Azotar a las masas compradoras
para que suban hasta la pirámide
sus enormes bloques.
Se analiza:
La brutal actitud pacífica
como el cordial saludo,
que es una droga tan adictiva
o un whisky tan biliático
como el hastío de los buenos modales
o
la perversidad del consumidor
y su arrollador avance de pezuña.
Analízase también:
Sinfín o infinitas o eternas
o brillantes o espiraloídeas
o sinónimas o arquetípicas luminarias
que marcan el pulso y el tintineo
de un reno como gárgola
de un anciano en rojo como un demonio
de un niño en un establo
que morirá a sus 33
hasta que los mismos doce pusilánimes
que lo acompañarán lo transformen en
rentable negocio.
Asume el caminante entonces que en:
los arrabales,
los manicomios,
las correccionales
los conservatorios
los burdeles, bares y garitos
las esquinas rosadas, negras o de grito
no hay ni habrá festejo
eso queda a:
lo divino,
lo metafísico,
lo satánico
lo coehliano
lo carnavalesco
lo ditirámbico
lo jubiloso
lo jactancioso
Síntesis (tareas para realizar en casa):
Regálese un par de días de ceguera.
Tape el sol con una uña
no con el dedo
así se hace ciego
se hace no vidente
no ve tantos horrores
ni a masas pestilentes.
Esteban Salinero Montecinos (San Fernando, Chile, 1972) es periodista y escritor. Se ha desempeñado en diversos medios de comunicación, tanto escritos como audiovisuales. Ha participado en los talleres escritores chilenos Pablo Azócar y Jaime Collyer. Fue finalista del concurso de cuentos de revista Paula (Chile), Casa en el Aire de Poesía (Chile), Max Aub (España), entre otras distinciones nacionales e internacionales. Actualmente reside en Santiago y trabaja en su primer libro de cuentos, prepara otro de poesía y culmina una novela.