Jorge de Arco
La constancia del agua
La Garúa Libros. Barcelona, 2007
Tras leer "La constancia del agua", escribí al poeta Jorge de Arco un correo electrónico en el que le decía que me había provocado una profunda emoción, un sobresalto de alas en el corazón, y que el agua en todas sus manifestaciones, desde el inocente armiño de las cumbres, pasando por el río que fluye y queda, o la mar que es el morir, y sus ontológicas referencias a la pureza, al la huida del tiempo, al amor, al sexo o a la muerte, se mostraba con turbadora belleza en unos poemas no sólo esgrimidos como medio de conocimiento, sino como una cuestión moral, como muy bien ha visto Enrique Badosa en su atinado prólogo. Ahora, y tras varias y sosegadas lecturas, mantengo mis alborozadas manifestaciones electrónicas sobre este libro, que ha visto la luz en la colección "La Garúa" con una ayuda del Ayuntamiento de Arcos de la Frontera, ciudad en la que Jorge de Arco -madrileño de Arcos, arcense de Madrid, no se tiene muy claro-, dirige la prestigiosa revista poética "Piedra del Molino".
La constancia del agua es aquí una extensa metáfora de la vida, con su dolor y su dicha, con su esplendor y su quiebra de expectativas, y es también una constancia de la sed, del deseo, de la pasión en su doble acepción de padecimiento y anhelo. Este libro, que habla del agua y sus misteriosos hontanares, es sobre todo un libro de sed, de apasionada sed. De sed de ser, podríamos decir utilizando el título de un libro de Antonio Murciano -otro poeta arcense-. La sed es expectación, inquietud creadora, esperanza, y aunque Jorge sabe que el hombre es sombra fugacísima, también sabe que se eterniza en el amor. De ahí, que el libro sea eminentemente un libro de amor y se dedique a un hijo que es agua nueva y a un amor con sabor a almendra dulce.
Jorge de Arco es autor de varios libros de poesía en los que ha venido dejando clara su voz cada vez más reconocible. Ha sido galardonado con importantes premios literarios y colabora como articulista y crítico en diversos periódicos y revistas. Una trayectoria importante, cimentada en una pasión inquebrantable por la poesía y en un trabajo incesante. La casualidad ha querido que los dos últimos libros que he leído, "Jesús de Nazaret" del Papa Benedicto XVI, y "La constancia del agua", de Jorge de Arco, tengan al agua -e insisto, a la sed de ser- como elemento central. Es curioso que ambos libros, en prosa doctoral el uno, en hondo verso el otro, pregonen sobre todo, por encima de todo, la esperanza. Es decir, la sed.