Enfrentado a un sueño tenaz sin despertar posible,
contemplador de millones de siglos de historia que es sólo
extenuación y vértigo,
entregado inerme a la confusa libertad de un instante,
te sentirás tentado a construir mil arrabales de amada identidad,
modelando una fábula de cuerpos y ciudades,
de cifras y ambiciones.
Pero antes de urdir ese desastre
es necesario que recuerdes
que el nombre secreto de este país es: "nada",
que sus rituales más gloriosos son estiércol y noche,
que existe sólo la sombra de un corazón
buscando a su gemelo en el añil de una tarde siempre repetida.