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Ron Mueck

Inés Matute

Ron Mueck, escultor australiano afincado en Londres, ha dado el gran salto desde los efectos especiales de las películas más fantasiosas a las salas de la prestigiosa National Gallery londinense. ¿Cómo diablos lo ha conseguido? ¿Qué tiene un técnico de la silicona y la fibra de vidrio para pasar, de la noche a la mañana, a codearse con Rembrandt, Rafael o Rubens? Probablemente la respuesta está en la perfección de sus creaciones hiperrealistas, en la magistral interpretación que hace de temas como la maternidad, la muerte, la vejez o la soledad. En 1997, y formando parte de una exposición colectiva denominada "Sensation" - en la Royal Academy of London- Mueck sorprendió al mundo con una pequeña escultura a la que llamó "Dead dad". El papá muerto no pasó desapercibido a los ojos de nadie, tampoco su conmovedora aura de ternura, fiel reflejo de la suavidad y la belleza de los materiales que el artista emplea en la elaboración de sus obras. En este sentido, incluso me atrevería a decir que su trabajo resulta infinitamente más real y cercano, más reconocible, que los cadáveres manipulados por el médico Gunther Von Hagens, del cual os hablé hace ya varios años. En la muestra que estos días presenta la National Gallery, Ron Mueck ha recreado el tema de la maternidad dando acceso sin restricciones al cuerpo de la mujer, y lo hace con una mirada que humaniza y sorprende. Venus embarazada, la mujer y la fertilidad, un clásico que no rehuye el desnudo y que muestra su fascinación por el cuerpo humano rompiendo siglos de polémica y censuras. Altamente recomendable.

National Gallery de Londres. Hasta el 22 de junio.

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