Opinión

Desde el siglo XXI

enrique gutiérrez ordorika

"No sabía nada, y me empecinaba en creer que el tiempo
de los milagros crueles aún no había terminado".
Stanislaw Lem (Solaris)

Stanislaw Lem

Buscando, entre mis libros, algunos valores imaginarios para escribir una especie de obituario en homenaje al escritor de ciencia ficción Stanislaw Lem, fallecido el pasado 27 de marzo, di con un viejo libro, publicado en Alianza Editorial al inicio de los años 70, titulado Reportaje desde el siglo XXI. Este es un curioso libro escrito por dos autores rusos, M.Vasielev y S. Guschev, en el que con bastantes décadas de antelación se recogen, con despreocupado atrevimiento, una veintena de entrevistas a destacados científicos en las que estos efectúan un ejercicio de premonición sobre lo que, según su opinión, nos iba a deparar este presente que para ellos, entonces, sólo era  un inminente y a la vez lejano porvenir.

En la contraportada del libro, se habla de un salto al futuro más apasionante que una novela de ciencia ficción y de vislumbrar las casi increíbles transformaciones que habrían de producirse en la actividad humana inaugurado un nuevo milenio.

La ironía que se ha cobrado el tiempo sobre los pronósticos recogidos en el libro no reside tanto en los desajustes o las correcciones que hoy se pueden hacer a esos augurios científicos, como, por ejemplo, el de un nuevo fuego de Prometeo basado en centrales termonucleares, sobre cuyos peligros, poco después, vino a prevenirnos la tragedia de Chernobil, los todavía futuribles vuelos tripulados por lejanas rutas estelares o los preanuncios de sorprendentes avances en la ingeniería genética o la inteligencia robótica, sino en que todas esas predicciones, según sus autores, iban a cumplirse para mayor esplendor de un supuesto futuro soviético, cuando lo cierto es que la URSS desapareció casi una década antes del cambio de siglo.

Stanislaw Lem que, como polaco nacido en Lvov en 1921, también fue ciudadano del bloque soviético, sin embargo, si consiguió cruzar el siglo, aunque no como escritor de ficción. Porque si bien acaba de morir hace apenas un mes, a la edad de 84 años, hacía 16 o 17 años que había dejado de escribir relatos como los de Solaris, Ciberíada o El Retorno de las estrellas, que le dieron un reconocimiento literario que superaba a los reconocimientos habituales que se suelen otorgar a un escritor de ciencia ficción.

Sobre los motivos para ese abandono de la literatura, el propio Lem dijo en una entrevista: "En 1989 dejé de escribir ficción. Fue por muchos factores; aunque tenía muchas ideas para nuevos proyectos, llegué a la conclusión de que no valía la pena usarlas a causa de la nueva situación del mundo. La misma transformación en verdad de algunos de mis conceptos (por ejemplo, la conversión de la categoría fantasmagórica en realidad) paradójicamente terminó siendo un obstáculo en la más indulgente ciencia ficción. Esta era una típica situación de aprendiz de brujo: los demonios ya estaban sueltos".

Nosotros también hemos alcanzado el nuevo siglo en un mundo en el que, como dice Lem, hay muchos demonios sueltos, un mundo al que hay que seguir enfrentándose con una esperanza aunque como Kris Kelvin, el protagonista que viaja a buscar la verdad a un extraño planeta llamado Solaris, desconozcamos qué descubrimientos, qué burlas, qué torturas nos aguardan aún.