LUKE nº 76
- Julio - Agosto 2006 - ISSN: 1578-8644
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Arte
"Andres Serrano. El dedo en la llaga"
Artium (Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo. Vitoria-Gasteiz)
Primera retrospectiva en España de este "artista con una cámara", perseguido por la polémica, que busca la belleza en los temas más candentes de su tiempo
Andres Serrano. El dedo en la llaga
Sala Norte, desde el 22 de junio al 8 de octubre
Comisariado: Oliva María Rubio
Producción: ARTIUM, Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo, Sala tecla L'Hospitalet, PhotoEspaña
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ARTIUM de Álava presenta la exposición Andres Serrano. El dedo en la llaga (Sala Norte, desde el 22 de junio hasta el 8 de octubre), una amplia revisión del trabajo de este artista neoyorquino desde sus primeras obras de comienzos de los 80 hasta su última serie de retratos, titulada "America", dedicada a analizar la complejidad de la sociedad norteamericana e iniciada a partir de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Más allá de la controversia y el debate que siempre han despertado sus fotografías, Serrano se ha caracterizado por la elección de temas universales, los más candentes de su tiempo, como la religión, el sexo, el racismo, o la exclusión, que trata con crudeza pero con gran delicadeza y belleza en los resultados. "Andres Serrano. El dedo en la llaga", su primera gran exposición en España, presenta 60 fotografías pertenecientes a sus series más conocidas, incluidas "Bodily Fluids", "The Morgue", "A History of Sex" y la mencionada "America". La muestra es una producción conjunta de ARTIUM de Vitoria-Gasteiz, Tecla Sala de L'Hospitalet y PhotoEspaña, y está comisariada por Oliva María Rubio.
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Tras unas experiencias iniciales en fotografía documental, Andres Serrano (Nueva York, 1950) comenzó su trayectoria artística en los inicios de los años 80, aunque fue en 1989 cuando su nombre se situó en el ojo del huracán del arte y la política cuando dos senadores norteamericanos le denunciaron ante el Senado por su obra titulada "Piss Christ" (1987): la imagen de un crucifijo sumergido en su propia orina (de la serie "Bodily Fluids") se convirtió en un icono de las guerras culturales de los años 90. Serrano obtuvo notoriedad internacional, pero también se vio sometido a amenazas de muerte, insultos y pérdida de premios.
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A partir de entonces, Andres Serrano se afianzó en el mundo del arte contemporáneo aunque en ningún momento le ha abandonado la controversia y la polémica: Serrano aborda sin tapujos temas universales normalmente sometidos al eufemismo: el sexo, la muerte, la religión, la exclusión social, el racismo. Desarrolla su trabajo en forma de series de fotografías, utilizando la técnica clásica, sin cámaras digitales ni manipulación de las imágenes, en las que lo explícito del tema tratado se equilibra con la gran belleza estética del resultado. Su enorme interés por el Barroco se aprecia en la perfecta escenografía utilizada en sus obras.
Obras tempranas
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La exposición "Andrés Serrano. El dedo en la llaga" reúne una selección de fotografías de cada una de las series que han centrado su trabajo desde la primera mitad de los años 80. La muestra se abre con cuatro fotos pertenecientes a sus obras tempranas, en las que ya estaban presentes algunas de las características que luego dominaron sus series más conocidas y en especial su particular relación con la religión y la Iglesia Católica. Con estas piezas tempranas conviven cinco imágenes de la serie "Bodily Fluids", incluida la pieza de la polémica de 1989, en las que Serrano experimenta visualmente con sus propios fluidos, sangre, orina, semen, y que no es ajena a la epidemia de SIDA que en aquellos años comienza a adquirir proporciones realmente preocupantes. En "Nomads" y "KKK", ambas de 1990, se vuelve hacia los individuos: son series de retratos en las que Andres Serrano aborda dos controvertidos dilemas morales y políticos de la sociedad norteamericana, el de los "sin techo" y el del racismo y el "Ku Klux Klan".
En la serie "The Church" (1991), Serrano se interesa por otro tema universal, no ajeno de nuevo a la controversia: la religión y en concreto el cristianismo. En "The Morgue" (1992), el asunto es el de la muerte: retratos de personas fallecidas fotografiadas en el depósito de cadáveres, imágenes de gran belleza plástica e inesperadamente poéticas a partir de situaciones objetivamente horribles: el asesinato, la enfermedad, el suicidio, el accidente. "Budapest" (1994), "A History of Sex" (1995) y "The Interpretation of Dreams" (2001) contienen también imágenes atractivas, retratos muy cuidados y siempre provocadores, en los que el sexo está presente de una u otra manera.
"America"
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La serie más ampliamente representada en esta primera retrospectiva de Andrés Serrano en España es "America", iniciada por el artista neoyorquino tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 y a la que ha dedicado tres años de trabajo. La exposición muestra 20 fotografías en las que Serrano retrata su idea de lo que es Norteamérica, una sociedad compleja en la que los valores y la identidad norteamericanos están sometidos a un amplio debate. Mezcla de personajes populares (Arthur Miller, BB King, Vanessa del Río) y absolutos desconocidos, más que retratos individuales, son símbolos, arquetipos.
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Andrés Serrano nació en Nueva York en 1950. Hijo un hondureño y una cubana, creció en una familia devota católica. Encontró refugio contra la marginación sufrida en su niñez en el Museo Metropolitano de Arte, donde pasaba horas contenplando obras del Renacimiento. A pesar de su fuerte interés por la religión y el arte, a los 15 años abandonó los estudios. Entre los 17 y los 19 estudió en la Brooklyn Museum School. Tras un par de intentos fallidos con la pintura, se dedicó a la fotografía: escenas callejeras en blanco y negro. Trabajó en una agencia donde aprendió los mecanismos de la publicidad que luego utilizaría en sus fotografías.
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Su maduración como artista le llevó casi cinco años: realizó fotografía de calle y paisajes, y construía sus propios cuadros y después los fotografiaba. En esa época se asoció a Group Material, un colectivo de artistas que pretendía actuar al margen de los canales establecidos. Con la denuncia de los senadores norteamericanos, pasó de ser conocido en los ambientes artísticos norteamericanos a vivir permanentemente bajo el escrutinio público internacional.
Serrano se considera más un artista con una cámara que un fotógrafo. Carece de interés por los aspectos técnicos de la fotografía. Sin embargo, enfatiza la construcción cuidadosa de las escenas para permanecer fiel al concepto original. Nunca corta las imágenes ni hace hojas de contactos.