Detrás de tanto blog, de tantas páginas, de tantas publicaciones, y de las incontables ediciones pagadas por su autor, existen personas que escriben palabras; sin cesar.
Personas, cada vez en mayor número, que juntan letras y forman frases, que se marchitan al ritmo que se ahoga la voz que las dictó.
Todos quieren hablar. Todos queremos ser escuchados
Pero ahora apenas si nadie atiende.
Porque a casi nadie interesa lo que otros digan, aunque en cada esquina haya un cartel que, enfáticamente, nos anuncie que vivimos en la era de la comunicación
Y llaman comunicación a este modo de podernos conectar todos con todos; continuamente.
Mientras, por debajo, se agranda cada día el espacio del vacío -ese que existe entre lo real y lo virtual-, dónde se engendra el deseo de conexión con los otros.
Un deseo que cada vez obliga a nombrar más y más palabras, habladas y escritas
Para nada.