Los creativos que trabajan para Burger King pretenden convencernos de que ser un hombre es comportarse, ante todo, como el increíble Hulk en pleno subidón. Admito que algunos de los hombres que han pasado por mi vida tenían un puntito cavernícola, pero, gracias al cielo, han sido minoría. Vamos, que hoy por hoy no es muy habitual eso de quemar calzoncillos en la calle, romper bloques de granito con una mano, arrojar furgonetas desde un puente o lanzarse de cabeza al doble whopper que la rubia de turno - carnal y tetona, con las mollas bien prietas- ofrece en una pala. Y todo ello al grito de "estoy hambriento, me hincharé a comer como nadie, no voy a cambiar. Voy a tragarme esa hamburguesa de doble carne.. ¡No soy un pringao! " en trabajada coreografía de músculos y adrenalina. Patético espectáculo, vive Dios. Que a las mujeres nos repugnan los anuncios testosterónicos es algo que no hace falta ni comentar, pero sí me gustaría destacar el acierto de Maribel Montaño, propulsora de la retirada del anuncio por considerar que, además de lo trasnochado del mensaje, se está fomentando la burrería y la obesidad. El eslogan simplista de "soy un hombre" no debería jamás asociarse al hecho de zamparse una indigesta hamburguesa de mil calorías y 25 gramos de grasas saturadas instantes antes de convertirse en una bestia que manifiesta su supuesta hombría actuando como un energúmeno. Aun a riesgo de estirar el debate hasta convertirlo en un discurso en favor de la libertad individual, creo que flaco favor le hacen a los hombres y flaco favor a quienes aspiran a la igualdad. El país de los gordos de manual lleva décadas intentando que cambiemos nuestra sabia dieta mediterránea por hipercalórica comida basura, y que, además, lo hagamos a lo grande. Ya, ya sabemos que la salud les importa un bledo y que lo único que cuenta es una facturación superlativa. Señores, su hamburguesa XXL es la pesadilla de todos los nutricionistas del mundo, el colesterol es caballo de batalla en todos los países civilizados y nuestros hijos ya han empezado, por desgracia, a cambiar el bocata de jamón serrano por los Phoskitos, así que, ¡dejen ya bombardearnos con sus groseras ofertas fast food!. Siendo más que discutible el rol paternalista-intervencionista adoptado por el gobierno de un tiempo a esta parte (¡que se lo digan a los fumadores!) o el punto filipino de cómo hacer uso de nuestro libre albedrío para comer, beber, fumar o drogarnos, y pasando por alto el hecho de que el veneno en forma de hamburguesa resulta mucho más barato y sacia más que el pescado o la estupenda fruta de la huerta valenciana (ejem, ejem, ¿no debería hacerse algo al respecto?) sólo espero que, en aras de la igualdad, no seamos agredidos, dentro de unos meses, con otra campaña publicitaria orientada al colectivo femenino; " ¿Eres una mujer con los ovarios bien calzados? ¡Pues hínchate de Dunking Donuts, reprimida!" Al tiempo, buena gente, que todo llegará. De momento, en EEUU ya van por la "Cuádruple bypass burger" y en Europa se prepara el lanzamiento de la "Triple King". ¿El slogan de la campaña? "Come como una serpiente". Deprimente. ¿Será que tragando como una pitón les engordará el... pitón?