Estos chicos tan simpáticos que se atribuyeron el robo del sillón del escaño de Zapatero y colgaron la presunta prueba en Internet decían hacerlo en apoyo de una campaña contra el hambre en el mundo que, a grandes rasgos, consistía en salir todos a la calle en una fecha establecida y manifestarse poniéndose en pie. El funcionario que les granjeó la entrada al Congreso fue expedientado e investigado por la Fiscalía General. La empresa que produjo el vídeo -y que antes lanzó el famoso Amo a Laura para la MTV- había recibido el encargo de la ONU en España. El País y los telediarios destacaron el caso, millones de internautas hicieron comentarios en los blogs y todos le dimos vueltas al asunto. Hasta que dos días después nos ofrecieron otro chiste.
Me pregunto: ¿por qué la ONU gasta sus dineros en promover sandeces? ¿Somos todos tan frívolos o mentecatos que nos creemos que se combate el hambre en el mundo secundando una consigna para adolescentes, propagada vía Internet y celebrada como si se tratase de la última broma del Cuñao en el YouTube? Es más, ¿creemos que poniéndonos de pie un mediodía y luego yéndonos a nuestras casas salvamos una sola vida? ¿Basamos nuestro compromiso social en actuaciones efímeras que en vez de requerir nuestro esfuerzo nos procuren diversión? ¿Pensó la empresa publicitaria en algo que no fuera su propio currículum? ¿Qué opinarían de estas cosas tan divertidas y modernas, si tuvieran acceso a Internet, los cientos de miles de personas que van a morir de hambre en el mundo entre hoy y mañana?
El funcionario al que engañaron estos ingeniosos debía ser castigado duramente. Pero no por quebrantar la seguridad del Congreso, no. Por memo.