OPINION : "Tríptico de estío (y hastío)" luis arturo hernández
PAZ Y AMOR A TODO EL MUNDO POR TIERRA, MAR Y AIRE
Primero fue la mala sombra de un barco ajeno -el Prestige- como forma de desprestigio; después, el litigio del avión -el Yak-42- con su incriminación por negligencia dolosa y, por último, un tren o varios, los de la Manjón- los que arruinaron por mar, aire y tierra el gobierno de la Derecha, culpándolo del pirateo ruso, buscando desesperadamente al Yak que colea tras una peripecia de trapisondistas y zanjando -la ZPaz de Manjón: ZZPlaf que deja a las mosquitas muertas bien muertas, pues en boca cerrada no entran moscas- la comisión de investigación del 11-M. Y ahora, por Mar -esas "naves" vendidas a Venezuela-, por Aire los helicópteros de Afganistán- y Tierra -carros de combate para proteger a su población civil-, es el Ministerio Español de la Paz, esa O(N)G que dirige Bono -no, el cantante de U2, no, sino el filántropo que va dando el cante españoleando por ahí-, y cuyo partido no fue capaz de acabar con la mili obligatoria -como hiciera el Partido Popular merced a la espontánea y desinteresada colaboración del Movimiento de Insumisión-, quien va arrinconando al adversario -al interior, claro, al cívico; porque fuera no hay más enemigo que los seculares tocineros de Milwaukee-. Así, "Por Tierra, Mar y Aire", como rezaba aquel programa divulgativo de las Fuerzas Armadas del circunspecto Losada en el televisor en blanco y negro de nuestra infancia, el gobierno de Rodríguez TrapaZERO -del bracete de Zerolo, su Zero a la izquierda- va edificando un nuevo y mejor mundo feliz, de Paz y Amor. ¡Y es que también hay que saber ganar!
¿DONDE ESTABA SU MAJESTAD?
Vale que no apareciera el presidente Rodríguez: estaba en la China, en un salto adelante contra el pasado para ser el primer presidente -aunque nadie lo adelantara- en atravesar la Gran Muralla. Pero Su Majestad... ¿Dónde estaba Su Alteza?
Con el agua que desplaza su barquito, el enésimo Bribón avanzado ordinal de esa dinastía paralela del rey de los mares y príncipe de las mareas, en obvia paronomasia-, se podía haber sofocado todo el incendio de Guadalajara.
Será, tal vez, que con el bochorno el rey, como en el cuento, estaba desnudo, achicharrado en su bañera de agua regia y no pudo acudir a dar la cara -de la moneda- a la cruz -de tamaña tragedia-, ni ofrecer su efigie o mejillón de la Costa de la Muerte- a los afectados que ponían la otra mejilla al chapapote mortal de Tierra adentro. Su Majestad estaba pasado por agua, en una isla de la piel de toro cuarteada por la sequía y a la espera de ser descuartizada por los depredadores de la periferia-.
DONDE LAS TOMAN, LAS DAN
Parece que en tan escéptica como sobreenfatizada celebración del IV Centenario del Quijote, los únicos que siguieran creyendo a pies juntillas en la ficción cervantina fueran los bandoleros vascos -que continúan fantaseando con el Reino imaginario de Euskal Herria-. De otra manera no se entiende que haya sido en Puerto Lápice -enclave manchego en que Sancho de Azpeitia,
el colérico escudero vizcaíno, fuera vencido por don Quijote- donde han dejado, no ha mucho tiempo, y fruto de su delirio paranoide, un paquete-bomba en desagravio por la derrota ficticia de hace 400 años.
Como si la decisión del Instituto Cervantes de cobijar bajo su ala la divulgación internacional de la Lengua y la Cultura vascas fuera un pecado capital, unos IRAcundos escuderos vizcaínos -avanzadilla de la "Señora (Patria) Vizcaína" que pasaba a las Indias y súbditos privilegiados de las Españas- se toman la revancha contra el republicano y ZarraPastroso hidalgo de Castilla-La Mancha aun sin haberse leído ni los caps. VIII y IX del Libro-.
Ítem, que una segunda bomba hiciera explosión en Maqueda -el escenario del clérigo avaro del "Lazarillo de Tormes"- no parece sino una confirmación de que los estamentos exentos de pagar impuestos baja nobleza y clero manchegos- fueron antaño en virtud del estatuto de limpieza de sangre de la hidalguía universal- y son hogaño en el Concierto (económico) de las Naciones-, rivales de la Vizcaya "de primera".
Sin escarmiento del destripaterrones con aires de grandeza -cautivo y desalmado ese airado vizcaíno-, y merced al don de la ubicuidad, los Sanchos de Azpeitia vuelven por sus fueros a La Mancha pues, en una regresión a un pasado de novela -negra-, "donde las toman, las dan".