OPINION: Mirando hacia otra parte - "El arte por el arte y el mercado" vicente huici
De vez en cuando aparece en el suplemento literario de algún diario de prestigio un artículo lamentando la dependencia de la literatura respecto del mercado. Tras varias y largas consideraciones en las que se reflexiona acerca de la función de la literatura ( y , por extensión, del arte en general), se suele concluir reivindicando una literatura fuerapuertas de la gran trama mercantil.
Más allá de las buenas intenciones ( que se les supone), este tipo de artículos se abocan a la nada, a un ombliguismo autocomplaciente o a un inconsciente mercantilismo antimercantilista. Pues, en efecto, ( y como se deduce de La théorie de l´art pour l´art de Albert Cassagne ) no fue El Mercado quien se apropio de La Literatura, sino que fueron los propios escritores , con Balzac en su momento a la cabeza, quienes decidieron abandonar el régimen de mecenazgo y jugarse el tipo poniendo sus obras a disposición del público directamente. Desde entonces el público ( unas élites ,el pueblo, las masas, lo que se quiera) regula la recepción de las producciones más o menos artísticas si bien es cierto que no lo hace libremente ( como no hace libremente casi nada) sino según los dictados de los reguladores del mercado literario, es decir , de las editoriales y de los críticos.
La situación actual puede no gustar a algunos, pero sería bueno que explicaran cuál sería la que les gustaría. ¿ Quizás una entente que devolviera al escritor/artista al rebufo de un nuevo mecenazgo ( tal un Banco o una Caja de Ahorros o una Institución Local/Provincial/Autonómica/Estatal)? Pero, en ese caso, ¿ dónde quedaría la tan cacareada libertad del creador?
Parece así que la única alternativa al estatus literario/artístico que nos ha tocado vivir ( y que es tan contingente como lo fueron los anteriores, es decir, que con el tiempo volverá a cambiar) no es sino aceptar que es un ámbito que se desenvuelve , como otros tantos del postcapitalismo, según criterios mercantiles y que quizá quienes no gustan de los dictados de las grandes editoriales y de los críticos consagrados deberían simplemente crear sine ira su propio mercado, es decir, sus editoriales, su público y sus críticos.