LITERATURA: "Paris, no era una fiesta" leo zelada
Como todo escritor latinoamericano yo también había crecido con el mito de conocer Paris. Mi vía crucis y desengaño empezaría cuando en la estación Sur de Madrid daría inicio a alcanzar este sueño tan largamente anhelado, al comprar mi boleto de bus Madrid-Paris por Eurolines. Al llegar a la estación unos minutos antes de la hora de salida e ingresar al bus, de súbito me tope con un cabeza rapada vestido con Jean y casaca de cuero quien estentórea y cándidamente me lanzaba besitos volados hacia mi persona, recordé que hace unos días se había oficializado el matrimonio gay en España mas era improbable que este tipo de practicas progresistas se dieran entre los grupos neo-nazis europeos, los nuevos vientos de la extrema derecha no llega a tanto, irónico pensé. Así que luego de estas rápidas deducciones, saque como conclusión que todo esto era una simple burla de estos neo nazis y que yo me la tome como una grave afrenta, me enfile entonces decidido dispuesto a llegar a mi bus pase lo que pase, gritando que te pasa imbécil al agresor, ante esta actitud tan decidida el neo-nazi retrocedió unos pasos y los otros neo-nazis empezaron a rodearme y yo sin darme cuenta atravesaría ileso entre los aturdidos neo-nazis, logrando alcanzar el bus. Los neo-nazis quedaron perplejos ante actitud suicida mía, mas luego de unos segundos de confusión, se enfilaron rápidamente ante unos árabes que les parecieron unos bocados más apetecibles que este, su servidor- para sus acciones segregacionistas, quitándoles el agua y agarrándoles a golpes impunemente. Los policías españoles que estuvieron todo el tiempo allí en la estación sin decir nada, contemplaban sonrientes el triste espectáculo. Logre subir al bus, echose andar y yo cerré los ojos y solo pensé en llegar intacto hacia la ciudad luz.
Unas 12 horas demoro el bus en llegar hacia Paris, y lo primero que me sorprende de esta ciudad, es que apareció de pronto en las ventanas del bus, entre los prados del glamoroso bosque verde francés. Al llegar a la estación me recibe un amigo poeta argentino y su esposa francesa una trotamundos que además de ello se dedicaba a la conservación de material fílmico. Esta pareja me ayudo a instalarme en el albergue de estudiantes Mije, en calle La Fourcy , en Paris X, calle aledaña al parque San Paúl y al barrio histórico de los judíos. Yo provinciano al fin y al cabo subo mis maletas a mi cuarto y me sorprendo al tener que entrar a mi habitación con una tarjeta y no con una simple llave. Luego de aceptar la invitación a almorzar con Diego y su esposa como así se llaman mis anfitriones, recorro de la mano de mis anfitriones, los lugares tan mágicamente imaginados: la iglesia de Notre dame, la universidad la Sorbona, El barrio Latino, Saín Germaìn, el museo de Louvre y el arco del triunfo, así como la nueva sensación de Paris, la famosa pirámide de cristal ,lugar de peregrinaje posmoderno del best seller mundial el Código de Vinci, era irónico descubrir ver fervorosos lectores de esta obra que con gestos por demás misteriosos se detenían a contemplar religiosamente desde todos los ángulos posibles el lugar de sus entramadas conspiraciones.
Mis amigos y modernos Virgilios de esta Paris Soñada, me decían que ya no había escritores ni bohemia cultural en Paris, que todo era un inmenso museo para agradar al turista y obtener divisas al máximo. Y efectivamente no vi. rastros de ningún movimiento vital cultural en Paris más allá de actividades apáticas y altisonantes actos culturales oficiales franceses. Llevaba días de estar en Paris y esta sensación de mortandad cultural se acentuaba, además con los precios de alquiler y comida de esta ciudad carisima y cortesana ,donde dudo mucho que un Van Goth o un Artaud pudieran sobrevivir hoy en día en sus aceras. Lo que sí conserva Paris es el gusto por la moda y el buen vestir, en Saín Germaìn es chic ver a la gente más estrafalaria del planeta caminar como verdaderos visionarios de la moda, así como gente que se viste con elegancia y sumo refinamiento con prendas de Jean Paúl Gautier o Versace. Allí me daría cuenta que esta ciudad básicamente es un inmenso museo y bazar para ricos o incautos como yo. Fue inaudito cuando fui a un supermercado exclusivamente se vendía todo tipo de flores y plantas llamado en Trouffaut donde un arbolito te podía costra tranquilamente 3 mil euros o una prenda de vestir en una boutique cualquiera del Barrio Latino te podía marcar fácilmente mas allá de los 4 dígitos.
Conocería el Shakespere and Company, la librería donde se editaría el Ulises de James Joyce y en donde hoy funciona una librería sui generis donde se puede leer los libros de sus antiguos muebles, sentado en un sillón o en una cama que han acomodado para una lectura larga y placentera sin la presión de ningún empleado del lugar atormentadote con el stress de la compra de algún libro, esto seria el paraíso de Borges pienso. Los dos pisos de la librería están llenos de libros y libros antiguos en su mayoría escritos en ingles, francés y castellano. En el piso leo frases de Henry Millar. Entrando en el segundo piso me encontraría al fondo del ambiente más lejano a un anciano caucásico almorzando, me acerco respetuosamente y le dijo si puedo entrar en mi pésimo ingles, y él me responde que si, le digo si habla castellano y él me dice que si, esta un poco huraño el, debe pensar que soy un tonto turista que viene a romper su tranquilidad conventual, en ello para romper el silencio que se formo detrás de estas palabras iniciales le digo que soy poeta y le regalo mi poemario opúsculo de un Nosferatu a punto de un amanecer mi ultimo libro. Le dijo afable que soy el autor, el se sorprende, mira el libro, la foto y luego a mí, en ese momento se vuelve más comunicativo y amable, y me dice que se lo dedique a la librería, mas yo se lo dedico a el. Dice llamarse Jorge Whitman y que es pariente del insigne poeta americano, que fue amigo de Neruda y que si yo quería había una habitación en el tercer piso escondida para que se quedaran gratuitamente escritores como yo. No sé si en ese momento él fuera el único escritor vivo que existiera en Paris, mas me pareció el mismo Satanás en persona con tan tentadora oferta. Diez años antes no hubiera dudado en aceptar esta propuesta y quedarme a vivir en Paris, mas ahora estábamos en otra época, tenía deberes ineludibles que cumplir y no podía quedarme a residir aquí. Le dije con el dolor en el alma como diría Vallejo, que hoy me iba de Paris, él insistió en que me quedara, yo le mostré el boleto de tren y él en ese preciso instante no añadió nada más ante tan firme resolución de mi parte y volviendo a su mutismo inicial me quedo observando con atención, que solo rompió al irme yo dé la habitación confundido y él decirme en un perfecto castellano que me electrizó hasta la vista caballero.
Hoy es mi ultimo día en Paris y he ido acompañado con un conocido poeta peruano en Paris al cementerio de Montparnasse y he visitado religiosamente las tumbas de Man Ray, Cortazar, Baudelaire, Sastre, deteniéndome y guardando un respetuoso y sentido silencio ante la tumba del gran poeta peruano Cesar Vallejo. Salgo de este lugar santo y siento que mi largo peregrinaje desde Perú hasta Paris ha culminado. Ahora con una mirada descentrada y más profunda re-descubro Paris. Es mi ultimo día y recorro las calles de Paris mas allá de sus museos y me hallo con la grata sorpresa que hay otro Paris que se halla reflejado en sus calles, como en las afueras de la mítica cafetería La Flore, donde escucho en este preciso instante el mejor concierto de música flamenca de mi vida, así como orquestas de charlestón y de jazz tocando piezas inolvidables en las aceras. De camino a mi hotel ya esta avanzada la noche, he visto una performance de teatro impresionante cerca de Notre Dame, donde un hombre que se pone la mascara de una mujer en la parte de atrás de su cabeza, representando este personaje femenino con su espalda y la parte posterior de su cuerpo, increíble... Hoy es mi ultima noche en Paris, llevo aquí 4 días, y he re-descubierto Paris contemplando también la hermosura del rió sena iluminada por vivo resplandor de luces multicolores que se estrellan cada día en las aún mágicas noches de Paris.